La ayuda tiene un precio

La ayuda no es gratis.

la ayuda tiene un precioY si no tiene no es real. Ni si quiera la más genuina, sincera y transparente.

Siempre hay un precio que pagar, en el mejor de los casos es esa marca fascinante que alguien ha dejado en ti que hará que tu te dediques a recorrer la vida dejando esas marcas en algunas (no todas) personas que encuentres en tu camino. ¿Ves? Al final tiene un precio, sólo que esta vez no viene en el manual de instrucciones, en las condiciones o en la etiqueta. Esta merece la pena.

Aunque esto de arriba no es lo más común, hay otros escenarios:

  • Hay ocasiones donde excedes la ayuda y continuas demandando esa ayuda hasta la extendida a cambio de nada.
  • En otras ocasiones excedes la ayuda, te das cuenta y te detienes antes de que la situación / relación se vuelva demasiado tensa, antes de que se rompa.
  • Otras sin embargo, te das cuenta de que ya no es ayuda, es abuso, entonces decides hacer algo al respecto y tratas de recompensar, de alguna manera, a la otra parte.
  • Algunas veces confundes ayuda por un favor, y no es lo mismo. Ayudar es un acto generoso, y eso no debería se recíproco, pero por alguna razón no lo hemos entendido del todo correctamente.
  • Incluso hay momentos que confundes trabajar para ti gratis por ayuda, si ocurre puede ser algo bastante desafortunado, pero no tiene porque ser algo fatídico. Es común y siempre es debido a la falta de claridad y trasparencia a la hora de comparar intenciones y pretensiones.
  • Ocurren también escenarios donde tu directamente lo llamas ayuda, pero acuerdas con la otra parte un “precio” para esa ayuda, de esta manera, nadie sale perdiendo.
  • Situaciones donde la ayuda es forzada o inducida, en este escenario es mejor abandonar, porque la ayuda no es real, el deseo de hacer algo positivo no es real.
  • Considera el escenario donde no hay ayuda, intercambio, favor, abuso, nada. Este no es tan tan mal después de todo.
  • Y luego, muy en el fondo, hay algunas personas raras que ayudan con el corazón abierto, sin esperar absolutamente nada.El por qué no se sabe muy bien, quizás porque se sienten completas, quizás porque han sentido eso mismo en sus carnes o quizás por algún hecho inconcebible.
  • Más profundamente hay ayuda que se corrompe con el paso del tiempo y se convierte en frustración,
  • Ayuda porque siempre has sido el salvador, pero ¿sabes qué? No tienes porque serlo nunca más, tú vivirás sin ella y ella sin ti.
  • Ofreces ayuda porque te posiblemente necesitas sentirte útil y relevante para otros. O porque es mejor que se sientan en deuda contigo que al revés.

La peor parte es cuando la ayuda necesariamente tiene un precio económico, pero eso amigos se llama trabajo o contraprestación – y sería otro post.

La ayuda no es gratis

En un entorno que todo parece increíble, mágico, conectado, noble y espléndido, la realidad es otra muy diferente, sólo que no te interesa, no quieres, no te dejan o no te permiten verla. Piensa esto la próxima vez que alguien haga algo increíble por ti. ¿La alternativa? Decir no a cualquier ayuda incoherente (incluso la coherente) y traducirla a lo que realmente sea. Seguro que sabes colocarle un mejor nombre.

Nadie ayuda de por vida, bueno excepto la Madre Teresa de Calcuta, Don Juan Bosco, Vicente Ferrer y unos pocos más llamados Santos.

Photo credit: Patrick.

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