Creo que solo hay una forma de transformar personas, entrando hasta las entrañas. Manchándote las manos, haciéndolo tu mismo. Nunca progresamos si no tomamos acción. En siete días he pasado casi 90 horas trabajando codo a codo con cincuenta personas en desempleo entre Alicante y Madrid. Los patrones, comportamientos y mentalidad son los mismos, quizá en Madrid bastante más resistencia por la dureza, competitividad, agresividad y impersonalización de vivir en una capital.

Pero al final y al cabo, es la mentalidad, la actitud, la iniciativa la autodisciplina, autoconsciencia y espíritu, junto a la acción versus reacción o pasividad lo que definen absolutamente todo. Luego vendrán otras carencias, rasgos, comportamientos o sesgos, pero es lo primero lo que hace que estemos rotos. Las partes a las que no prestamos atención, pero es crítico entenderlas y saber cómo gestionar, hablo de lo invisible pero profundo, las emociones, los pensamientos y lo que ocurre en nuestra alma.
Hay dos tipos de transformación. Algunas personas solo pueden transformarse cuando otros no lo hacen.
Otros buscan la transformación ayudando a otros a transformarse.
Una de esas opciones escala mucho mejor que la otra.
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