Educación interpersonal disruptiva. Cuando trabajas con las personas codo con codo en lo que les preocupa, las personas crecen con confianza. Cuando cuestionas sus creencias, las personas crecen fuertes. O cuando las empujas con contundencia, ellas aprovechan para saltar más lejos todavía. Cuando tu presentación está enfocada en las prioridades empresariales de las personas a las que te diriges, las personas salen con acciones (no ideas) con las cuales hacer crecer sus negocios. Quizá cuando muestras tu vulnerabilidad ante las personas que forma tu equipo, el equipo conecta de una manera mágica y única, una manera que cambia. Cuando te apropias del fracaso en frente de las personas que te observan, estás liderando de la manera más salvaje que podrías imaginar.
La posibilidad de trabajar individualmente en los proyectos personales de cada persona, la posibilidad de impulsar sus negocios, start-ups, empresas o puestos de trabajo hasta hacerlo escalar donde ellos deseen. Y la posibilidad de dibujar el “business plan” de su vida. La posibilidad de trasladar tus habilidades núcleo o los adolescentes que a diario asisten a tus clases. Además de la posibilidad de crear una “estrategia de marketing” sobre la carrera profesional de cada joven universitario que tienes la oportunidad de tocar. La posibilidad de instaurar un set compuesto por disciplina, iniciativa, auto-consciencia. Además de un puñado de súper-hábitos y rasgos que conviertan a jóvenes universitarios en Mapmakers. La posibilidad de transformar a niños en creativos y emprendedores. En lugar de convertirlos en niños preparados para encajar. La posibilidad de combinar disciplinas profesionales, deportivas, personale
Esta es la grandeza de la educación interpersonal disruptiva, crea personas que sobresalen como personas y como profesionales.
Si quieres sobresalir, primero debes hacerlo desde dentro. Eso te ayudará a exteriorizar la grandeza que construys en ti mismo. Es es el activo que deberías cultivar por todos los medios.
Foto y vídeo: Felix Pascual.