A puertas de 2016 todavía hay personas que no han entendido el juego de la economía conectada, ya sea por desconocimiento, por elegir la enseñanza equivocada, por hacer caso a puñado de charlatanes, porque no interesa que sea entendido o porque llevaron tarde, o las seis.
- Es posible que sigas teniendo que soportar algo de esto:
- Emails masivos a los que nunca te suscribiste y que en ningún caso van con tus preferencias o gustos.
- Mensajes privados por LinkedIn donde alguien trata de colarte su producto, quizá de forma cordial.
- Blogs con enseñanzas, recomendaciones, consejos y soluciones maestras de expertos que dicen más que hacen.
- Encontrarte etiquetado en una publicación de Facebook que nada tiene que ver contigo y tus intereses u objetivos y mucho con los de la persona o empresa que te ha etiquetado.
- Publicaciones indiscriminadas que llegan por formar parte de un círculo en Google+ a tu email de gmail o a tu centro de notificaciones en la plataforma.
- Emails de agencias de comunicación, RRPP y empresas de promociones con mensajes impersonales buscando mucho y ofreciendo poco.
Mira, yo he «spameado» hasta a mi padre (y a mi madre, mi tío y porque mis abuelos no estaban en las plataformas sociales) – y seguro que algunos de los lectores de este post pueden dar fe de ello. Esto fue en el 2008, 2009 y 2010 (ojalá hubiera descubierto entonces este libro), cuando no había 2.500 artículos sobre «cómo usar LinkedIn”, «qué es considerado spam y qué no” o «cómo aportar valor a tu comunidad en lugar de hacer que huyan”, y en este tiempo, he aprendido, creo.
Hoy a las puertas de 2016, este tipo de prácticas hacen que las redes sociales cada vez sean menos efectivas y útiles, cuando masificamos, impersonalizamos y deshumanizamos, nos crucificamos a nosotros mismos con ello. LinkedIn no es para vender al primer intento, no es para golpear y aturdir a otros con tu promoción intrusiva, es para cultivar relaciones, para conectar y alcanzar a quien deseas (individualmente) por unos ciertos motivos (win – win) que posiblemente expondrás. El email no es un medio para entrar hasta la sala de estar y decirte “mira mi empresa o mi producto o mi servicio”, el email es una de las herramientas de negocio más efectivas que se han inventado jamás. Twitter no es solo para piar y compartir, compartir, compartir, publicar, publicar y publicar, es para conectar y crear interacciones humanas a través de conversaciones. Los blogs no son para enseñar, son para educar y generar utilidad con la autenticidad de cada individuo o marca.
Todo acaba aquí: la web social (LinkedIn, Twitter, etc.) no es un canal de comunicación masivo, es un medio de comunicación personal. Estaría bien que los organizadores y profesionales detrás de grandes iniciativas formadoras digitales aprendieran eso antes de salir y tratar de educar a personas que empiezan en esto. Pasarías de empezar en «fuera de juego» a empezar «en posición correcta, solo, desmarcado y con la puntería afinada para meter gol por la escuadra».
El problema en esta economía no es de los que cometen el error y caen en el fallo (eso es una virtud), el problema es de quien no enseña a cómo fallar exitosamente.
De quien no enseña a humanizar, generar conexiones, mostrar vulnerabilidad y ser generoso.
Photo credit: Andrew Huff.