Ayer nos dejó uno de los mayores agentes del cambio de la historia, una leyenda. Muhammad Ali. Un dibujante de mapas y el más importante boxeador de la historia.
No solo por sus destrezas profesionales.
No solo por todo lo que ha sido alcanzar con sus manos. Disciplina, trabajo incontestable, intento, significado, entrenamiento, mejora. Brillantez.
No solo por darle un nuevo sinónimo a la palabra imposible.
No solo por liderar revoluciones.
Si no por poseer una visión más allá de aquello que se suponía que poder hacer como individual y luchar paras llevarla a acabo. Unificar culturas y religiones a través del deporte (el boxeo), crear un movimiento por y paradas personas desamparadas, trabajar para la libertad, retar al statu quo y pelear contra el cambio.
Tus puños no solo knockearon a a tus rivales en el ring, también a sacudieron el sistema, éste nunca volvió a ser el mismo.
Gracias Ali, por hacernos ver que cualquier cosa que desees lograr, por impensable que parezca, por demasiado gigante que parezca, incluso unir a un país, inspirarlo y con ello cambiar el mundo, es posible.
Muhammad Ali, Mapmaker. Seguiremos disfrutando de tu poderoso legado. Tus peleas dentro del ring nunca serán olvidadas, pero las más asombrosas, aquellas luchas sociales y humanitarias fuera del cuadrilátero a favor de los afroamericanos, esas perdurarán por generaciones y generaciones y más allá.
Photo credit: Saligoma.