Sí, esto va sobre preguntas y respuestas sobre la excelencia, pero antes de empezar, voy a cambiar las tornas, y dejar la llamada a la acción para el principio… Si tuvieras que preguntarme lo que quisieses sobre lo que más te interese ¿que pregunta me harías? (Déjala en los comentarios de este post y responderé, prometido)
El Ser Humano es Dios. Eso es lo que decía William Blake, el humanista más extremo que ha existido. Cada día que pasa, cada proyecto de impacto social que acaba (por ejemplo el Programa de Excelencia), estoy más de acuerdo con él. Estoy muy sorprendido por la actitud que las personas demuestran cuando ven que sí pueden convertirse en su mejor versión. Sobre todo cuando ven que sí, es verdad, que no existe un límite para el potencial humano. Es ahí cuando empieza una autotransformación que nadie sabe dónde acabará.
Ayer terminó la sexta edición de PEIG, fue en Benicassim, más de 54 horas en 3 días. Empezaron 20 participantes, acabaron 18. El nivel fue alto, así como la exigencia, la presión, el trabajo y la contundencia. No fue fácil para nadie, incluyendo nosotros, el equipo.
Sin embargo el resultado de nuevo volvió a ser revelador. Y yo vuelvo a no creérmelo. O al menos juego a no creerlo, cada vez que empiezo en una ciudad, cuanto estoy con un grupo de personas, un solo individuo y organización, me digo a mí mismo «la última vez tuve suerte, no es posible que seamos capaz de generar este cambio positivo tan profundo». ¿Y sabes qué? Vuelve a ocurrir, porque no me lo creo, pero en el fondo me lo creo tanto que lo hago suceder, una vez detrás de otra, y en cada intento, el resultado es exponencial.