Sin frenos. Circulas 330km/h por la autopista de las ideas, descontrolado, con multitud de proyectos que podrían ser la siguiente»gran cosa», con iniciativas que podrían sacudir tu industria, con estrategias que podrían catapultar tu negocio hacia ese margen de rentabilidad que llevas años buscando. Interesante, llegados hasta este punto. ¿Necesitas frenos o necesitas canalizar todo ese conocimiento en acción? Cada día encuentras mil excusas para frenar, la familia, tu pareja, el sistema, la universidad, el título universitario
Sin límites. Un día de pequeño, tu profesor te dijo que no te esforzaras por sobresalir, no podrías ser más de lo que fue la persona que hace unos años estuvo sentada en el mismo pupitre que tú. Años después has destrozado todo pronóstico no es tu clase, sino en el colegio y en toda tu ciudad. Ahora dominas el resto de tus días. Un día viste en la televisión a un tipo conocido que conseguía dar la vuelta al mundo patrocinado por una multinacional, hoy, eres tú ese tipo, menos famoso quizá, pero con un grado de insolencia y perspicacia mucho mayor, por eso estás aquí. Imposible, algo que has escuchado hasta la saciedad, desde pequeño hasta adulto, un día tomas la iniciativa y creas una lína de trabajo tan consistente que tumba abajo cualquier muro. Adiós imposible, ese y muchos más que llegarán a continuación, como un efecto dominó.
Sin tiempo. Claro, esto es lo que todo el mundo clama. No hay tiempo, estoy ocupado, voy lado, no tengo ni un solo momento libre. Estoy todo el día trabajando, quejándome, buscando cosas que puedan mantenerme lo suficientemente distraído para así no tener que salir fuera de la zona de seguridad y hacer lo que el mundo espera de mí. Ya no queda tiempo para lanzar mi idea, para entregar el proyecto, para presentar la candidatura, para alegrar al cliente, para disfrutar de la familia, para amar unas horas más. Estoy sin tiempo. Ese es el intercambio usual. ¿En serio? Sin tiempo, de excusas, pleitos, gimoteos o lamentaciones. Sin tiempo para repensar las cosas cuatro o cinco veces, sin tiempo para postergar decisiones. Sin tiempo para permanecer impasible mientras el destino te arrolla. Sin tiempo para ojear a tu competencia. Sin tiempo para hablar, sin tiempo para perder.
Sin mapas. Un día te das cuenta que la alta demanda por adquirir tus servicios no es debida a que el horóscopo decía que ibas a tener una buena racha. Llegas a casa y reconoces que el fracaso o éxito en tu competición no fue porque el hombre del tiempo no anunció que iba a llover. Empiezas a conectar los puntos y entonces volià fue tu espíritu imparable y las horas que una tras otra depositaste hasta caer exhausto en medio de la sala, no fueron las recomendaciones de cualquier genio con un gran blog, por muy útiles y esenciales que pudieran resultas sus conocimientos. Cuando algo de esto ocurre, corres hacia el libro de familia para buscar pruebas o rastros, entonces te das cuenta de que no hubo, no hay ni habrá dibujado más que el que tu decidas dibujar.
Tuvimos una idea, loca, decidimos que intentaríamos llevarla a cabo sin frenos. La desarrollamos sin límites. Tú creíste, nosotros empezamos a trabajar en materializarla, sin tiempo. Entramos dentro de la final de Red Bull Autos Locos. Este es el resultado:
A partir de aquí, será hecho como mejor sabe, sin mapas. Prometimos que montaríamos un alboroto bastante considerable, así será. Te esperamos.
Qué ironía, vivir sin frenos, sin límites, sin tiempo y sin mapas. Justamente.
Photo credit: Oscar Valdelvira.