No, no vamos a seguir un manual. 

No, no esperaremos a que algo suceda.

No, no aceptaremos que el futuro está escrito.

No, no trabajamos para toda clase de clientes.

No, no mantendremos esa reunión contigo.

No, no iremos a esa comida de negocios.

No, no asistiremos a ese evento.

No, no nos vamos a conformar con menos.

No, no abrazamos al status quo.

No, no es lo suficientemente bueno ¿podrías mejorarlo?

No, no nos des lecciones por favor.

No, no aceptamos tus reglas.

No, no nos digas lo que tenemos que hacer.

No, no es lo que ofrecemos.

No, no es nuestro compromiso, tampoco nuestro problema.

No, no vamos a abandonar nuestro camino, y no, no estamos dispuestos a escondernos.

Si a todo

No necesitamos nada de lo que nos repetimos que necesitamos. No necesitamos aprobación, podemos saltar por encima de todo y todos, solo siendo fieles a lo que somos, hacemos, sentimos, pensamos y decimos sin tener que cambiar nada, ser algo diferente, ser mejores porque somos peores o hacerlo bien porque lo hemos hecho mal. Es poco probable que haya algo imperfecto en nosotros, esa es la belleza de la imperfección humana, que es perfecta tal y como es, tal y como nace, tal y como brota. El maestro Dokushô Villalba cita un texto del I Ching que dice «el gran despertar brota incesantemente por doquier en cualquier cosa y en cualquier momento». Eso significa que todo lo que ocurre forma parte del gran despertar, de la naturaleza original, nada puede ser fallido, por lo tanto no tenemos que pasar por todo lo que creemos que tenemos que pasar, aunque si pasamos es que teníamos que pasar por ese mismo lugar y vivir eso mismo que había que vivir.

Por eso mismo, ceder no es una opción.

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