Cómo apreciar la frustración – superhábito de alto rendimiento holístico

Hay un gran reto en el mundo que vivimos hoy (bueno hay muchos, pero este es uno importante y necesario): aprender a conectar con nuestras emociones y cambiar de forma compasiva las cosas que nos frustran. Piénsalo, vivimos en un mundo que nos empuja hacia varias direcciones, tanto que estamos o bien rotos o apunto de rompernos. Hay que cambiar eso, ¿cómo? a través de apreciar la frustración.

Esto es un superhábito que aprendí gracias a Salmaan Sana, uno de los participantes en las speaker series que presenté y guié en el festival consciente The Monastery, organizado por el grupo The Gardens of Babylon. Salmaan habló sobre cómo apreciar la frustración como fuente del cambio, dentro del bloque de charlas de liderazgo compasivo. 

El objetivo de este superhábito es utilizar mejor la frustración, y también la incertidumbre e incluso la rabia, como elementos energéticos para crear cambio. Esto me recuerda una frase de Einstein “la energía no puede ser creada o destruida, sin embargo, si puede ser transformada de una forma a otra”. Por lo tanto, es posible usar esta energía negativa que empleamos muy menudo para algo más positivo como es crear cambio en nuestra propia vida.

Cómo practicar el superhábito de apreciar la frustración

cómo apreciar la frustración para convertirla en una fuente de cambio

Todo empieza por el arte de hacer las preguntas adecuadas, como casi todo lo que importa. Cuestiones sobre lo que piensas de ti mismo mientras lo compartes con otra persona, pero de forma bastante inusual. Es un ejercicio bastante personal, resonante, y que impulsa a darte cuenta de que cómo las cosas que te molestan pueden actuar como gasolina para las cosas que te gustaría cambiar.

Primero tendrás que estar con tres personas diferentes con las que no tengas nada que ver y no sepas nada de ellas.

Segundo, dispondrás de cuatro preguntas, cada una para formular a cada una de esas personas y ellas a ti, es más una conversación.

Tercero, estas son los cuatro ejercicios/preguntas:

Mantén una conversación con un extraño presentándote, pero lejos del estereotipo. No puedes compartir tu nombre, apellidos, lugar de nacimiento, cumpleaños, título profesional o qué te dedicas y qué haces, tampoco todo lo que sueles compartir cuando conoces a alguien. Solo puedes hablar de emociones, sentimientos y sensaciones.

Otra conversación donde a otra persona desconocida diferente le preguntes “¿Por qué?” Por qué eligió esa profesión, por qué piensa  lo que piensa, actúa como actúa. Porque está aquí, por qué vive la vida que vive, por qué no ha hecho lo que quería hacer, etc.

La tercera conversación sería compartir con otros nuevo desconocido qué son las cosas que más te frustran. Aquello que más te angustia y no has contando a mucha gente, casi nadie, o a nadie. Es decir, saca esa historia que hay en tu cabeza y cuéntala, ábrete, sé vulnerable.

Y por último, elige una nueva persona que no conozcas, sentaros y que por un tiempo cada persona le comparta a la otra lo que desee, durante el tiempo que sea necesario. Mientras, la persona que escucha, solo escucha, no hace nada más, ni siquiera asentir con la cabeza. solo escuchar, y luego se intercambian roles.

Cuando acabes te darás cuenta que nada era tan grave o serio como parecía, te sentirás empoderado, liberado y con una actitud completamente diferente. Y sobre todo mirarás a la frustración como algo insignificante.

Aquí hay un vídeo que grabé donde hablo más sobre el superhábito de apreciar la frustración:

Atribución imagen: Flickr.

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