Hay una frase de Groucho Marx que dice así: “no quiero ser miembro de cualquier club que quisiera tenerme como miembro”. Hoy en esta economía disruptiva, las membresías están abiertas para todos, el problema no es declinar, el problema es aprender lo que importa y luego enseñarlo.
Hay tantos movimientos que te quieren que seas uno de los suyos. Tantas oportunidades con las que conectar. Aprender. Avanzar. Progresar.
Hay tribus que tienen habilidades núcleo y superhábitos, y quieren compartirlos contigo. Y hay otras que quieren que tú los enseñes.
Hay puertas que no llevan a ningún sitio, aunque todas llevan a algún sitio realmente. Luego hay puertas que te llevan donde nunca imaginarías. Hay miles de puertas que abrir, ¿cuáles abrir y hasta qué profundidad entrar para encontrar la siguiente puerta?
Cuando nos enfrentamos a estas posibilidades, es fácil decir “es demasiado para mí”, o peor, “no veo que puedo sacar de aquí”.
Desacredita a Groucho
El Groucho que hay dentro de ti piensa que no mereces todas estas oportunidades, no eres válido para aprender lo que importa, ni para destacar, y no estás capacitado para enseñar, liderar y dibujar el mapa.
Por supuesto, esto es una mera forma de esconderte. Porque la conexión lleva al aprendizaje y el aprendizaje lleva al cambio, y el cambio amenaza. Dicho más fácil, tu parte saboteadora (Groucho) huye de las oportunidades de despuntar. Es más, lo que sugiere es que vuelvas al trabajo repetitivo y mediocre y continúes haciendo lo que estabas haciendo.
¿Si no tuvieses miedo al cambio, qué serías capaz de hacer y aprender?
¿Si no tuvieses miedo a ser rechazado, qué estarías dispuesto a enseñar?
¿Si pudieras aprender lo que importa, que sería?
No estamos transformando, transformado en algo mejor o peor. Y nos convertimos en lo que enseñamos y aprendemos.
Atribución imagen: El Español.