El problema no está en la zona de confort. El problema está en la zona de seguridad, la cual siempre había estado alineada con nuestra zona de seguridad.
Tampoco está en pensar sobre la zona de confort y en salir de ella, el problema está en que esa zona ya no existe y tú todavía sigues pensando en ella.
El problema no está en quejarte sobre el mito de la zona de confort, el problema es que mientras que sigues malgastando palabras y lamentándote hay algo o alguien instigando y probablemente, pasándote por encima.
El problema no está en creer en la zona de confort o no, tampoco en si existe de verdad o no y en realidad es un cuento del persona de RR.HH. El problema ni siquiera reside en si estás dentro o fuera de ella. El problema está en los siguientes tres factores: primero, no identificar en que zona estás. Segundo, no saber en la cual necesitarías estar. Tercero, saber cómo moverte hacia la zona que venga después de la que deberías estar ahora.
El problema no está en la zona de confort
Problema más grande aún: el área de seguridad – el lugar donde permanecíamos tanto tiempo resguardados, familia, trabajo fijo, agencia de publicidad, promotora / constructora, etc – Ese área se ha desplazado bruscamente hacia un margen y la zona de confort – el lugar donde hacías los suficientemente bueno para vivir bien – no se ha movido del sitio, o en el peor de los casos, ha ido a parar al extremo opuesto del área de seguridad. Por lo tanto, ambas están desalineadas. Hasta qué no aprendamos a alinearlas de nuevo no habrá nada que hacer. Y adivina qué, nadie va a venir y lo va a hacer por ti.
¿Cual será tu próxima excusa al respecto?
Photo credit: Lars Plougmann.