Napoleon Hill solía decir que un buen sobresalto a menudo es muy bueno para un cerebro que ha sido atrofiado por un hábito o rutina. En el curso de nuestras vidas cotidianas, evaluarnos desde fuera puede ser algo difícil. Puede ser bastante complejo poder valorar tus circunstancias, entornos, influencias, hábitos y comportamientos por lo que son.
En ocasiones, para poder reiniciarnos y salir de esas situaciones dañinas y mediocres en la que podríamos encontrarnos, literalmente, necesitamos esfumarnos de esa rutina.
Empieza por los «micro-retiros»
Esto no significa que deba ser por un largo periodo de tiempo. Podría ser tan sencillo como un viaje de fin de semana, una excursión de un día, o un «micro-retiro”. Eso sí, cuanto más tiempo logremos estar fuera de nuestras rutina, mejor será y mayor efecto causará. Si pudieras encontrar una semana entera, hazlo. ¿Un mes? Mejor. ¿Un año entero? La cúspide. Cada uno debemos valorar lo que es viable y no, y hacerlo. Sin juzgar.
Dentro y fuera de ese “micro-retiro”, no uses el smartphone mucho. Cuanto menos mejor. Enfócate en las tareas de alto valor para ahora. Centra tus energías en aprender cosas, y en conectar – con otros y contigo mismo.
Utiliza la técnica del journaling e invierte algo de tiempo cada día (sobre 20 mi) visualizando y contemplando lo que te gustaría que pasara versus aquello que es probable que pase. Si lo necesitas, escribe todo lo que te gustaría eliminar de tu vida al día, a la semana y al mes. Entonces elimina una cosa a la semana, y cuando lo hagas quema el papel con ese hábito o cosa que eliminaste. Estudios de psicología han descubierto que esta práctica puede reducir la ansiedad. Lo he probado, y funciona.
Rompe tu rutina, como sea
Aprender a ser personas ultraproductivas ,o con grandes estándares de excelencia, ocurre siempre de forma experiencial. Nunca es algo puramente teórico. Y generalmente, solo ocurre en tipos específicos de contextos. Justamente como la creatividad, que raramente sucede cuando estás sentado en tu pupitre. Los aprendizajes más transformadores que podrían llevarme a lograr mi alto rendimiento y trascender, nunca sucederán en los confines de mi cómoda (y a veces mediocre) rutina. Esa ha sido también una de las razones por las cuales he emprendido el viaje. Dejando atrás una vida bastante relajada, cierta, solventada y sin sobresaltos. Había creado una zona de confort sobre la incertidumbre, el riesgo, el fracaso y el crecimiento exponencial. Estaba engañándome a mí mismo, cuando en realidad casi siempre estaba jugando seguro.
Crecerás lánzandote al vacío
Tú y yo debemos salir ahí afuera. Solo haciendo eso podremos tener una visión más objetiva de lo que sucede dentro y fuera de nuestro mundo. Lanzándonos a ese “micro-vacío” o “macro-vacío”, conseguiremos reiniciarnos, refrescarnos y con ello, reinventarnos. Dejando atrás lo que no suma.
Cuando te adentras en situaciones y entornos que no dominas, maravillarás con lo que encontrarás. Seguro que vivirás momentos comprometidos, sí. Sin embargo, te darás cuenta de pequeñas cosas que permanecían invisibles a tu consciencia. Ejemplos: cuanto tiempo pierdes en personas que no te importan ni te aportan, cuanto puedes aprender un día por ti mismo o cómo tus acciones impactan en los de tu alrededor, y en ti.
Con todo esto hay algo llamativo. Me explico, te sorprenderás sobre cómo de bajos son tus estándares. No creerás todo lo que has tenido que tolerar hasta el día de hoy.
Y cómo has tenido una experiencia evolucionaria, volverás al trabajo alterando tu mundo externo de forma que encaje con tu mejorada realidad interior.
Atribución imagen: Diego González.