No te esfuerces, no te preocupes, no te empeñes, no malgastes tu energía – o dinero – en devolver un favor, ayuda o como quieras llamarlo.
Un favor es un regalo que cambia al que lo recibe, es un acto de generosidad, humanidad y valentía. Es un acto espontáneo que nace de la autenticidad y dignidad de cada persona. Un favor ocurre entre personas y es vulnerable.
Resultado y contenido
¿Cuántas veces nos hemos sentido en deuda con otras personas? ¿y cuántas hemos buscado la manera de devolver un favor a alguien? «Te debo un favor.» No, no es necesario. ¿Has pensado alguna vez si la otra persona quiere recibir ese favor de vuelta? Quizás no. No hace falta devolver un favor, no no es necesario. El deseo de hacer algo por las personas, la voluntad de crear cambio a tu alrededor, la vulnerabilidad de hacer que algo suceda en la vida de otra gente, la dignidad de poner lo mejor de ti a servicio de otros, la sensación que se experimenta cuando haces algo por ellos, sentimiento de humanidad o simplemente aportar algo de luz con tu ayuda, es la mejor manera de devolver ese favor.
Puedes devolverlo…
¿Quieres devolver un favor? bien, devuelve ese favor a otra persona que lo necesite más todavía – bonus: repite esta acción cada día de tu vida en personas diferentes, apuesto que marcarás la diferencia en muchas vidas y la persona a la que le iba a devolver el favor estará mucho más agradecida y honrada.
Acepta y disfruta de los favores. Haz el favor de no hacer el favor.
Photo credit: Miguel Ribadulla Rodríguez.
2 comentarios
Dar sin esperar nada a cambio. Ya lo dijo la Madre Teresa de Calcuta: Bien aventurados los que dan sin recordar, y los que reciben sin olvidar.
Dar es decidir cambiar algo o alguien.