Un fallo es algo de lo que aprendes… No lo hiciste de la forma adecuada, la próxima vez lo harás mejor. Un fracaso profesional es un desencaje entre el jefe/cliente/mercado y lo que hiciste/creaste/desarrollaste. Y un problema es una invención que espera ser descubierta, una invitación a encontrar una solución. No cabe duda que quien gana es la personas que más falla y más aprende de cada uno de esos fallos.
Este pasado año he contado más de 1.110 fallos, sí cada día anoto los fallos que cometo. Estoy orgulloso de todos ellos, pues son mi maestro, y mi musa. Hoy compartiré contigo una selección de los más grandes fallos del pasado 2018.
Los más grandes fallos del 2018
Estas son las derrotas más valiosas que he sufrido en el pasado año 2018 (en orden aleatorio)
- Crear un equipo de consultores solo y no un equipo de guerrilleros.
- Acostumbrar a equipos y gente de mi alrededor a que si las cosas fallan, apareceré y me ocuparé del resto.
- Tratar mis negocios principales como «cooperativas» y no como negocios que deben ser empresarialmente rentables.
- Mala gestión de expectativas con ciertos clientes.
- Confiar y delegar en personas/profesionales cuyas prioridades son otras.
- No establecer un presupuesto cerrado para países por los que he viajado en el viaje alrededor del mundo. Países como Estados Unidos, Australia y Japón.
- Pagar a colaboradores más de lo que en realidad merecían.
- Confiar responsabilidades profesionales a personas que apenas conocía.
- Pensar que puedo desconectar durante 10 días cuando estamos en medio de un proyecto de gran envergadura.
- Dejar que los experimentos tomen control de mi vida.
- Obsesionarme con cumplir cada uno de los 74 microhábitos que componían cada unos de mis días.
- Apartar a gente que quiero a un lado para vivir a mi manera alrededor del mundo. Este ha sido uno de los grandes fallos del año.
- Centrar mis esfuerzos en crear proyectos no escalables (consultoría, conferencias, talleres, formación presencial y trabajos de campo) y no en aquellos que puedan crear libertad financiera.
- Distraerme por el brillo elusivo de Instagram, así como de Facebook. Creer que lo que importan son los contenidos y las publicaciones y no el trabajo invisible que a diario realizo.
- No aceptar muestras de generosidad y aprecio por miedo a estar en deuda con otras personas.
- Acabar in extremis, el último día del año, un seminario por el que tenía un enorme interés.
- Dejar que las acciones de otros influyeran en mí de forma negativa.
- Cerrar las puertas a amar a otra persona por temor a abandonar la vida que llevo.
- Juzgarme, evaluarme y someterme al más riguroso escrutinio por casi todo lo que hago, ya esté bien o esté mal.
- No dejar marchar un cliente con el que no estábamos cumpliendo.
- No saber decir «no» a tiempo en siete ocasiones.
- Llegar tarde a muchas de las fechas límites que habíamos establecido con clientes.
- Depositar demasiadas esperanzas en personas para las cuales no eres una prioridad.
- No ser más claro en las expectativas, términos económicos y obligaciones con otros colaboradores, proveedores y clientes.
No recuerdo haberme llevado más bofetadas que en 2018.
6 años de grandes fallos
Este es un histórico con todos los más grandes fallos, los más pronunciados, importantes e interesantes:
En lo que llevo de este 2019 creo que he superado la media de fallos del 2018, ser consciente de este hecho es importante, porque significa que voy a aprender, crecer y mejorar más de lo que lo hice en 2018.
¿Y tú, cuáles han sido tus más grandes fallos de 2018? ¿Te atreves a compartirlos en los comentarios de este post?
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