Todos compartimos la posibilidad de hacer marketing, comunicar, escribir, cantar, montar en bicicleta, patinar, dibujar o inventar, de formas diferentes, con un estilo inigualable al resto, en diferentes niveles. Con distintos enfoques y perspectivas. La mayoría de nosotros compartimos la misma profesión, incluso dos o tres lenguajes, pero los ejercemos de forma inigualable. Sabemos lo suficiente sobre la economía digital, pero la interpretamos y ejecutamos sus enseñanzas distintamente. Todos compartimos el mismo planeta, pero no somos iguales, todo lo contrario. Somos personas inigualables.

Somos personas con poder, no por un estatus social, potencia económica o contactos influyentes, no, mejor que eso, porque podemos elegir. Eso nos hace personas inigualables al resto, si queremos. Es el trabajo de cualquier profesional alterar las elecciones impuestas, meramente porque antes solíamos no tener elección alguna.

No nichos, no masas. No instrucciones. No obediencia. No conformismo. No complacencia. Solo personas auténticas como individuales, que buscan personas afines con las que resonar y contrastar, para amplificar aquello que hace inigualable a cada uno de esos seres humanos.

Quizá pienses que ojalá fuese así, te equivocas. Esto ya es presente y será posiblemente futuro, todavía más marcado por el presente que estás construyendo.

Inigualable, tú, nosotros

El desafío en nuestro tiempo es primero trabajar en tu interior por ser la persona que saber que puedes llegar a ser. Segundo, descubrir qué es aquello que te hace sobresalir. Tercero, apropiarte de ello y trabajarlo hasta que flojeen las piernas. Cuarto, darlo al mundo como un don, siendo útil cambiando aquello que te obsesiona. Paso final, disfrutar de cualquiera que sea el resultado de tu valentía.

El objetivo es encontrar y organizar aquello que te hace inigualable. Acepta eso que quizá te convierta en alguien raro, no luches contra ello, porque ahí puedes estar la clave.

Photo credit: George.