A través de cientos de citas inspiracionales, campañas emocionales de reencuentros, perdones y solidaridad (falsa), consumismo frenético envuelto en papel de regalo, spam navideño con mensajes predeterminados, tarjetas de regalo, buenas intenciones que nacen y mueren en varios días, listas de grandes propósitos que se quedan en listas perspicaces que realizamos un día que estábamos motivados. Películas taquilleras, tweets oportunistas y felicitaciones de personas que contactan contigo el 24 de diciembre, Whatsapps de mensajes “copiar + pegar” de otra gente que ni conoces o abrazos de compañeros de trabajo con los que no has intercambiado ni una palabra en todo el año. A través de todo esto, el mensaje sincero se diluye entre el cliché de «feliz navidad» o «felices fiestas». La intención aquí es realmente empujarte a pensar más allá de la trampa de la Navidad.
- Creo que no recibirás ninguna felicitación por mi parte.
- Tampoco un email con una foto del equipo haciendo algo gracioso.
- Dudo que me vista de Papa Noel para hacer un playback del «Jingle Bells».
- No responderé ningún Whatsapp, i-message o tweet navideño.
- Obviaré cualquier tendencia compulsiva relacionada con estas fechas.
La razón es simple, esto no nos hace mejores personas, ni a ti ni a mi. No redime nuestros pecados, no nos hace más comprometidos, ni humanos. Definitivamente no. Esto ejerce justamente el efecto contrario, el último email que quieres recibir es el mío, mi tweet no va a cambiar nada en tus días con tu familia y quizás, mi playback arranque alguna sonrisa, pero eso lo consigue igual cuando no son navidades.
Si escarbas profundamente encontrarás el verdadero significado de lo que ocurre en estas alegres – y no felices – fiestas.
Quizás puedas ser alegre por ti mismo, quizás, pero no completamente. Seguro, puedes estar contento, feliz, posiblemente incluso delirante. Sin embargo, la alegría requiere un grupo, y ese grupo es casi siempre un grupo que puedes ver y tocar, uno que comparte las mismas moléculas de aire, cara a cara, no tweet a tweet, no regalo a regalo, no compra a compra, no manipulación a manipulación.
La economía digital continúa envolviéndolo todo con más fuerza que nunca, es más extensa y más importante, pero no ha progresado en absoluto aumentando la alegría entre nosotros, nuestros amigos, familias y comunidades. Esto depende de nosotros.
Photo credit: gapingvoid.
4 comentarios
Excelente artículo…. pense q era la única q no reenviaba mensajes de navidad.
siempre pensaré que se basa en la hipocresía más grande del ser humano. Y ahora,
mientras muchos se acuerdan de que hay que ser solidarios con los demás, querer
a sus familias y demostrarlo con objetos; pero la realdiad es otra, no lo hacen de corazón y para el colmo suben al facebook entregando golosinas, para decir que buenas personas son, y eso no va conmigo, clarito dice en la BIBLIA LO QUE AHCE TU MANO DERECHA QUE NO LA SEPA LA IZQUIERA LO DICHO Y NADA MAS, DALE UN PALTO DEM COMIDA AL MAS NECESITADO, pero o solo en estas fechas, da en cualquier momento ayuda al que necesita, se generoso.
Amén María del Carmen.