El problema de (casi) todos nosotros, no son nuestras habilidades, pasión, talento, motivación o valía, no. El problema está dentro, en nuestra cabeza, la mentalidad (inadecuada) es el enemigo. Perdemos antes de empezar porque nos hemos entrenado a ello.
Es bastante común encontrar algo como esto:
- «¿Por qué
hacerlo sinadie lohace ?» - «¿Para qué llevarlo a cabo si no va a funcionar?»
- “No veo porque tengo que esforzarme si los demás no se esfuerzan”.
- “Llevo mucho tiempo intentándolo y si no lo he conseguido ya, no lo conseguiré”.
- “Si ella/él no lo ha conseguido, ¿cómo lo voy a conseguir yo?»
- “¿Otra
vez acorrer ?”. - “Hace
mucha calor para mí”.
La mentalidad – negativa, autosaboteadora e inadecuada – es el enemigo número uno de que los parados no encuentren trabajo, de que las víctimas no dejen de ser víctima, de que la negatividad gane la batalla una y otra vez, de que los cínicos tengan razón y en definitiva, de que estemos en la situación que estamos.
No es nada frecuente quejarse sobre nada. Siempre hay algo que parece estar mal y sobre lo cual nosotros, o no podemos hacer nada, o no es nuestra responsabilidad o es imposible.
La mentalidad es el enemigo a batir
Es rara la vez que encuentro personas que hablan sobre cómo rebasar límites y lo buen momentos que es ahora para hacerlo. O sobre las oportunidades que van a aprovechar y cómo las harán suceder. Es difícil encontrar a personas que aceptan lo que sucede no como conformismo, sino como una perspectiva inteligente hacia poder cambiarlo la próxima vez.
Lo más fácil es externalizar la culpa, hablar sobre la falta recursos, la injusticia del sistema, la mala suerte profesional o el infortunio amoroso. O la queja de que tu superior (o empresa/empleador) no lo permitirá.
Todas las quejas están basadas en una visión del mundo que requiere permiso y fácil acceso.
El activo que cuenta es la habilidad núcleo de avanzar, uno de los pilares maestros del Programa de Excelencia para desempleados que ayer noche terminó en Alicante con unos resultados muy por encima de los que esperábamos. Cuando podemos iniciar, hacer que algo suceda y ganar confianza, no solo creamos valor, si no creamos una vida.
Así que cuando abandonamos la obediencia, nos damos cuenta de que el mundo entero está disponible, no solo los límites que conoces. Esto significa que los mejores trabajos están fuera de las posibilidades conocidas, y que los límites de cualquiera (cada) individual u organización son en realidad fronteras inexploradas (y mágicas, de una forma u otra), porque saber donde están las hace fáciles de cruzar.
Y cruzar esas barreras es justo donde sobresalimos, donde nos liberamos y desatamos nuestro potencial. Esto es justo lo que ha pasado en estos tres días de formación en excelencia personal y profesional.
A partir de aquí, la mentalidad ya nunca más será el enemigo.
Pd. Dejando Alicante, mañana segunda edición del programa en Madrid. Infórmate de todo aquí.
Atribución imagen: Ricardo Cuppini.