Manchester:
Recuerdo con fascinación y cierta melancolía los casi 580 días que pase sin vida alguna más que trabajar, estudiar, trabajar y estudiar de 5 am a 00 h, cada día, sin descanso, sin juergas. Parecía como si tu vida de repente encogiera y se empezara a arrugar como una bola de papel inservible que está a punto de ser arrojado a los deshechos.
Extraño esa sensación de descubrimiento, de darte cuenta que realmente no eras la persona que pensabas que eras.
Nunca podré apartar de mi cabeza el estruendor que producía ver el mundo que se abría ante mis ojos.
La relación personal que más fuerte me golpeó, sin control, juicio ni rumbo.
Vaya. Justamente aquello que te marca muy fuertemente, en el lado negativo, que luego es precisamente lo que te hace crecer y marcar la diferencia, es una de las cosas que más cariño guardas.
Photo credit: cure’.
2 comentarios
Si eliges ese ritmo de vida en un trabajo y unos estudios que te gustan, puede valer la pena. En otro caso, es sólo explotación lo mires por dónde lo mires y con toda la nostalgia que quieras echarle…
Tu frase: «Extraño esa sensación de descubrimiento, de darte cuenta que realmente no eras la persona que pensabas que eras».
¿Y quien creías que eras? Tu respuesta a mí me puede ayudar