El Viaje (alrededor del mundo) continúa: Estados unidos parte 1; en estos momentos me encuentro volando de Valencia a Madrid primero, luego, en un ahora de Madrid a Londres. Y finalmente, desde Londres a Los Ángeles. Destino final, Burning Man, por tercera vez. Quiero hablarte sobre el poder de las restricciones, la belleza de la adversidad y el máximo rendimiento.
En búsqueda de la incomodidad – y la aventura
Mientras escribo estas líneas reflexiono sobre las dos ocasiones pasadas que he asistido a Burning Man. La primera fue en equipo en 2014, con Burning Man Quest, un triatlón de 54 horas sin descanso a favor de la ONG Bridges for Music. La segunda vez fue solo, en 2016, el colofón a lo que ha sido una de las aventuras más bonitas de mi vida, «Vive la Posibilidad«. Consistió en 24 días para recorrer Miami – Las Vegas en coche y con una fat bike, pasando por la vieja Ruta 66. En esta ocasión, la tercera, emprendo un nuevo viaje, una nueva aventura, un nuevo desafío (social), un nuevo experimento.
Burning Man Quest (documental, 2014)
Vive la Posibilidad (micro-documental, 2016)
La siguiente imagen pertenece al “equipaje” para una nueva versión de Burning Man Quest (1.000kms de ciclismo, desde Los Ángeles a Black Rock City, en modo autosuficiencia, con la idea de recaudar fondos para matricular a 10 jóvenes en Bridges for Music Academy – donaciones aquí ) BurningMan (estaré en Camp Bang Bang 9&J) y un mes viviendo, trabajando y viajando por el país.
Viaja con el recurso definitivo
No sé en realidad que voy a encontrar por el camino, en que situación me encontraré, que me hará falta o qué necesitaré, me da igual. Cuento con el recurso definitivo, yo mismo.
Sea lo que sea, ya hemos estado ahí. Sea lo que sea, lo superamos. Y si no fue así, era porque así debía ser. Venga lo que venga, nos adaptamos. Saltamos. Sobresalimos. Nos sobreponemos. Es naturaleza humana.
La sabiduría de las restricciones
El potencial humano es ilimitado, el ser humano, trabajado de forma holística, puede convertirse en una fuente de recursos inagotable, puede resolver cualquier problema en cualquier contexto. Una forma de lograrlo es vivir con las restricciones, si vives limitándote a ti mismo de manera continua, si estrechas el área de movimiento, si reduces tus opciones, si acortas tus alternativas, si te expones al riesgo, si te lanzas a la oportunidad que desconoces, crecerás, mejorarás, destacarás, subirás de nivel. Esto sucede porque en realidad, lo que estás haciendo es hacer más y mejor con menos, entonces, cuando no haya restricciones, arrasarás.
¿La explicación? Cuando quites las restricciones harás más con más. Solo fíjate en los deportistas que entrenan con carga fija. Los artistas que salen de su especialidad para tocar otros instrumentos. Todos ellos mejoran exponencialmente.
No concibo la vida sin restricciones auto-impuestas, en mi trabajo, en los desafíos, en los viajes, en mi vida. De todo tipo. ¿Cómo hacerlo? A través de experimentos, esa es la clave para bailar en el pico del máximo rendimiento. Son una forma de vivir en los márgenes: desde 21 días en silencio o 20 días de ayuno a 120 días sin redessociales o 10 días diciendo “no” y otros 10 “sí” a todo.
Ama la adversidad. Ama las restricciones. Aprende a vivir entre las dos y encontrarás algo fascinante desconocido para la inmensa mayoría.
El límite, la adversidad, el temor, la duda, lo absurdo y la incertidumbre son nuestros mejores maestros. En mi caso, viajo con estos viejos sabios a todas partes.
Que el viaje continué. Que las restricciones se conviertan en algo habitual.