No hay valores. La educación nos enseña a responder a una pregunta muy simple: «¿me servirá para aprobar el examen?» Si la respuesta es no, no tendremos tiempo para aprenderlo. La familia, nos incita a responder esta otra: «¿podré llegar a ser lo que quiera?» Si la respuesta es no, acabaremos siendo lo que quieran nuestros padres. El trabajo nos plantea la siguiente pregunta: «¿puedo crear un trabajo que impacte a otros? Si la respuesta es no, acabaremos en cualquier puesto de trabajo de 9h a 18h.
No hay valores, apenas
El mundo en el que vivimos nos enseña a tener miedo. Al jefe, al profesor, a los padres. La motivación viene con la recompensa de una bicicleta por pasar el examen, el jornal a final de mes o el regalo de cumpleaños. Haz lo menos posible, porque te van a pedir que hagas más. Esa es la motivación que tenemos. No hay valores.
En cambio, creo que podemos buscar otro tipo de motivación, la de evitar la pena. O aprovechar las rebajas que van a acabar. Estamos motivados por fechas límite, crisis o las noticias de última hora.
Hay millones de estudiantes, trabajadores y familias en deuda. Rodeados coches caros, hipotecas estratosfericas, lujos que no se pueden permitir y excesos innecesarios.
Considera esto:
- Vas a morir.
- Nada de lo que tienes te servirá cuando te vayas.
- Todos tenemos miedo.
- Nadie te va a salvar.
¿Quieres llevar una buena vida? ¿Quieres sobresalir de verdad? ¿En serio? Esto es lo único que debes hacer:
Que tus principios morales tomen control de todo.
Toma acción consecuente
Cada día, hora, minuto y segundo.
Hasta que sueltes tu último aliento. Por el resto de tu vida, corta o larga, eso ya se verá.
Enfrenta con contundencia cada hostia que te lleves, sigue, no importa.
Haz lo que tengas que hacer.
Lánzate a pecho descubierto hacia la incertidumbre.
Acepta y abraza cualquier capricho que la fortuna deje caer sobre ti.
Deja de esperar, de buscar perfecto, de quejarte, de esconderte. Deja de gastar y de hablar. Y sobre todo de ansiar.
Acción orientada a los valores más éticos y dignos.
El resto es una gran mentira, que ya te has creído, pues ahora mismo no hay valores.
Atribución imagen: Fouquier.