¿Sabes cuál es la diferencia entre aquellos que quieren más y no lo consiguen y aquellos que quieren más y lo consiguen? La invulnerabilidad, paradójicamente. Es volver a la idea de qué es lo que más miedo te da.
- Tengo miedo de acomodarme, por eso no me comprometo.
- Tengo miedo de no dar todo lo que puedo dar, por eso no doy en absoluto.
- Tengo miedo de que me vuelva a hacer daño, por eso no abro mi corazón ni mi vida a nadie nuevo.
- Tengo miedo de descubrir que hay dentro de mí, por eso deambulo por una vida superficial.
Aléjate de la invulnerabilidad
Nos sentamos sin hacer mucho ruído y parecemos impasibles a los hechos de la vida. Cuando por dentro estamos fatalmente afectados. Hay un debate interno, todo el tiempo, que nos consume más y más. Un debate que dice:
- ¿Qué has hecho hoy que fuera relevante?
- ¿Qué vas a hacer con todas esas oportunidades que tienes frente a ti.
- ¿Es este tu talento verdadero?
- ¿Estás haciendo realmente el trabajo que importa?
No creo que la clave sea empezar preguntando, creo que la clave es empezar dando y entregándonos. Una vez que nos acostumbramos a despojarnos de todos esos absurdos complejos, sesgos, trivialidades, juicios y traumas generados por familiares, ex-parejas o compañeros de clase. Cuándo te das cuenta de que llevar eso encima solo te jode más la vida, entiendes que ser vulnerable es la única cura. Entonces las puertas se abren, y se abren porque tus hechos te preceden. Tú eres tus hechos, tú eres tú, un ser imperfecto, como yo. La vulnerabilidad significa entender que todavía no has causado el impacto que podrías causar y todo estaría ok. O que lo causaste y no fue tan grande como esperabas, y también todo estaría ok.
¿Podrías nombrar a una sola persona que admires que haya creado una vida grandiosa entorno al hecho de ser invulnerable? Yo he estado pensando un rato y no he podido.
Atribución imagen: Charlie Abad Estudio.