Sí, por una vída épica, podría ser algo como esto:

• Elegirte antes que ser elegido.
• Dejar huella en cada persona que tengas oportunidad de conocer.
• Encontrar aquello que nunca hubieras imaginado que harías y entonces hacer precisamente eso.
• Recorrer el mundo con tan sólo una mochila en la mano, abrazando aquello a lo que te enfrente el mapa.
• Trabajar en lo que haces de manera sobrecogedora, hacerlo con la esperanza de cambiar vidas y ayudar a personas.
• Ignorar los horarios, vacaciones, siestas, puentes o navidades.
• Ser capaz de que el 31 de diciembre ocurra el día que tu desees.
• Vivir dignamente siendo fiel a tus valores.
• Liderar generosamente haciendo sobresalir al resto y no sobresaliendo tu del resto.
• Tomar la decisión más dolorosa en el momento más inoportuno.
• Estar dispuesto a lanzarte al vacío de la duda que produce crear e inventar.
• Decidir convertirte en alguien que posiblemente no sea gustado, pero que por otro lado será auténtico.
• Vivir siendo negligente a la muerte y entender que eres susceptible de que quizás mañana ya no estés aquí.
• Odiar el futuro y enamorarte del presente.
• Conseguir descubrir que es aquello que amas hacer y hacerlo tu profesión.
• No discernir entre vacaciones y obligaciones.
• Aprovechar cualquier momento, interacción y oportunidad para cambiar el resultado.
• Reproducir la ilusión que genera la primera gran noticia.
• Ser el brillante en tu habilidad núcleo.
• Decir no donde los demás dirían sí.
• Siempre ir más allá, trabajar una hora más, crear algo más sorprendente, fascinar más a tu audiencia, abrumar más al público, conseguir más sonrisas.
• Dejarte llevar sin miedo a las consecuencias, sólo eso, dejarte llevar.

Por una vida épica. Por una vida épica digna de ser vivida, recordada contada y tal vez, replicada por nuestras futuras generaciones.

Photo credit: Rochelle.