Imagina que alguien te pregunta bajo tu punto de vista, tu dominio sobre alguna materia en concreto, tu conocimiento sobre la industria o desde tu experiencia con clientes, qué es lo que no se debe hacer. O imagina que simple y llanamente te preguntan, según tú, qué es lo que recomendarías no hacer. ¿Qué es lo que dirías?
Esa es exactamente la pregunta que me he encontrado en una entrevista para el foro sobre innovación y Human Media del próximo día 25 y 26 en Bolivia. Déjame decirte que esta es una de las preguntas afiladas que nos hacen crecer, cuando realmente piensas el significado en su totalidad. Bien, esto es exactamente lo que he respondido:
Qué no debes hacer
No moverte del sitio en el que permaneces, no hacer absolutamente nada, seguir esperando el momento perfecto para actuar, pensar en el futuro (está sobrevalorado). Hablar demasiado. Querer algo (querer no es un verbo activo) y no ir a encontrarlo. Esconderte en el bunker hasta que pase el tornado. Ser cometido en tus intentos.
En definitiva, aquello que no debes hacer es quedarte en la misma postura mucho rato, permanecer inmóvil es un suicido, es lo único que pienso que no deberías hacer. Cualquier otra cosa, mientras no hagas daño, ni tampoco sufrir a nadie – y no vayas demasiadas veces a la bancarrota – está permitida.
¿Buscando validación?
Vale, pues aquí tienes toda la validación que necesitas, si pensabas que necesitabas permiso, yo en este post te doy todo el que quizás pensabas que necesitabas. Yo otorgándote permiso es una idea bastante ridícula, tanto como pensar que yo te lo podría dar.
Vamos, ve ahí fuera, haz algo que no debas hacer, aprende la lección y continúa hacia delante.
Photo credit: Katie Licht.
2 comentarios
Totalmente de acuerdo. No basta tomar conciencia que nuestra vida es rutinaria, es duro entrar en acción porque justamente por algo estamos así. Hay que empujarnos a hacer cosas diferentes sin pensarlo..ta buena la entrada.
Exacto, hay que recapacitar internamente y crecer desde dentro hacia fuera.