Las tecnologías disruptivas creadas por personas insubordinadas, e impulsadas por Internet como motor, están habilitando lo imposible, están interrumpiendo y alterando el funcionamiento de industrias, puestos de trabajo, mercados, formas de comprar y usar servicios o consumir productos. El resultado, la economía disruptiva.
Qué está cambiando
Sin embargo, esto no es nuevo, piénsalo. Lleva ocurriendo hace ya algún tiempo. El MP3 cambió la manera en la que escuchabas música. Skype habilitó el contacto visual entre personas que vivían en otros países a coste cero o la forma en la que pequeños negocios o freelance realizaban reuniones con equipos o clientes (también a coste cero). Tripadvisor cambió la manera en la que decidías a qué restaurante ir o qué lugar visitar.
Los Smartphones cambiaron la manera en la que las personas consumíamos información. El Kindle supuso una oportunidad para leer de manera más dinámica, ágil y «on the go» – y de manera más económica – esto cambió la forma en la que consumíamos libros. Whatsapp cambió para siempre la manera en la que te comunicabas instantáneamente con otra gente. AirBnB está cambiando la manera en la que pernoctamos. Uber (o Tapsi o Easy Taxi) está cambiando la manera en la que nos trasladamos de un sitio a otro. Los wearables cambiarán la manera en que nos conectamos con Internet y con otras personas a través de diferentes partes de nuestro cuerpo.
Economía disruptiva
Todo esto es posible gracias al choque entre innovaciones disruptivas, personas, cultura y negocios. Eso justamente habilita la economía disruptiva en la que hoy vives, ¿Internet? No hace más que desatar toda su furia contenida. Esto impacta fuertemente en aspectos cotidianos a los que estamos continuamente expuestos como por ejemplo; leer, viajar, comunicar, comer, trabajar o comprar. Cambia cómo actuamos ante todas estas situaciones, como contactamos con clientes, como vivimos experiencias, compartimos esos momentos, sentimos afecto y pensamos sobre las cosas.
Puedes estar seguro de que habrá un después
Abre tu mente a cualquier cambio, creación o interrupción que puedas imaginar, porque ahora puede (va) ser posible. Quizá seas tú la persona que lo haga. Ojalá, espero, deseo, que seas tú, y si no fueras, pero no presión, puedes estar tranquilo que va a venir alguien y va a modificar las cosas. Va a a re-escribir sobre las líneas de la historia. Re-definirá aquello que se puede o no hacer y dejará una marca imborrable para presentes y futuras generaciones.
Hasta que otro insolente llegue y lo vuelva a hacer.
La parte fantástica de todo esto; el mundo, y nosotros con ello, se verá obligado a cambiar debido a esos impactos. La parte menos satisfactoria es para el statu quo, el cual será burlado y ridiculizado.
Photo credit: Hugh McLeod.
8 comentarios
Correctamente Isra. Es importante enfocarte siempre desde una óptica disruptiva. Muchos nos hemos enfocado (como ves me incluyo, en un pasado, porque creo que ya he cambiado mi visión) a poder lograr alcanzar metas vitales próximas al statu quo, con la promesa (quizás podríamos llamarle coacción) de vivir tranquilos. Sueldo fijo, casa, piso… Para mi, un modo de enfoque de objetivos desacertado, por que no vas a por tus metas, sino que deseas (y envidias) las de otra persona. Un absurdo, si lo piensas fríamente.
Reconocerlo es cambiarlo Francesc.