Pensamos que todo está bajo control, y no es así.
Creemos que podemos dominar el tiempo, quizá sí tu tiempo, pero no “el” tiempo. Imposible.
Establecemos márgenes para sentirnos seguro, a salvo, pero no es más que una ilusión que nosotros mismos prefabricamos. Parece como si viviéramos dentro del limbo, en un lugar donde apenas existe el riesgo, todo el mundo sonríe, no hay fracasos, solo éxitos, perfección, pureza. Ninguna sensibilidad puede ser herida, el amor verdadero siempre prevalece, los trabajos duran para siempre, los sueldos son tres veces más altos de lo habitual. Todo el mundo es feliz porque conduce su propia vida. Él éxito ha llegado primero desde dentro, luego solo tuvieron que proyectarlo hacia fuera.
En el limbo el marketing realmente funciona, la comunicación no está saturada, la innovación llega desde abajo hacia arriba y de arriba hacia bajo, es como una descarga de corriente que circula sin parar dentro de un circuito cerrado. Las ventas y los beneficios aumentan mensualmente. Mejor aún, no existe el dinero, todo el mundo da sin esperar nada a cambio, la economía está basada en la generosidad y honestidad de las personas que viven allí, en el limbo.
Olvida esta utopía, esto no es Burning Man.
Sal del limbo que hay en tu mente.
Trabaja en aquello que podría no funcionar. Fracasa para progresar. Toma la decisión que podría no gustar. Vuélvete vulnerable delante de tus lectores. Choca de frente contra el riesgo de la aventura. Exponte a las oportunidades que desconoces. Busca nuevas formas de hacer las cosas de siempre.
Navega entre la incertidumbre de este bello mundo imperfecto, no es una experiencia muy cómoda, al principio, pero el viaje merece mil veces más la pena que quedarse viviendo para siempre en el limbo.
Sal.
Photo credit: Skedonk.