Todo el mundo sabe que es lo más importante pero nadie honra tal importancia. Nadie lo entiende pero todo el mundo trata de comprenderlo. Todo el mundo lo persigue pero nadie parece alcanzarlo, todo el mundo quiere sentirlo dentro pero solo lo perciben en el exterior. Todo el mundo quiere poseerlo pero nadie lo puede retener. Todo el mundo quiere serlo pero nadie sabe cómo. Todo el mundo quiere saber cuál es el secreto pero nadie sabe que no hay secreto, se llama vida y se llama amor, dos formas de decir exactamente lo mismo.

Queremos estar tan apegados a la vida que nos despegamos de ella, queremos vivir tanto que acabamos no viviendo por el ansia que causa querer vivir. Queremos estar tanto en el presente que acabamos en el pasado o en el futuro. Nos aferramos tanto a la vida que nos olvidamos de que vamos a morir, y con ellos perdemos la esencia de la vida y de la creación. El mismo cuento aplica al amor, queremos ser tan amados que creemos que no lo merecemos. Queremos recibir tanto amor que no lo pedimos, queremos amar tanto que queamos la chispa que lo produce.

Lo sorprendente es que un día te das cuenta de que da igual todo lo que te dices a ti mismo que importa, porque en realidad nunca sabremos si importa o no. Excepto una sola cosa que si hay clara, la razón de todo… Se llama amor, porque ese factor universal lo que hace que las personas conecten, la tierra vibre, la luz llegue, el mundo gire, el violín suene y la vida empiece y acabe.

Así que, recuerda cada paso que das, cada acción, cada pensamiento, cada reacción, cada impulso, cada instante, es eterno si es dado con amor, y si así lo decidimos. Así que para y ama cada instante. El tiempo es «esto», el amor es «esto», la vida es «esto», nosotros somos “esto”, todo es “esto” en este mismo instante.

Después de eso, no hay nada más, o no.