Sobre ser una persona disruptiva
Una conversación con Isabel Romero (detrás de la cámara) en Ulab sobre disrupción y temas derivados.
¿Cualquiera puede ser una persona disruptiva? Sí, no hay duda. El camino es depositarlo todo durante un largo periodo de tiempo, sin bajar los brazos. No hay otra.
Entrevista original: Ulab.
Ser una persona disruptiva tiene que ver con la capacidad (no innata) de vivir entre el desconcierto, la incomodidad y la incertidumbre, sacando partido a estos tres activos. Es la persona capaz de reiventarse a sí misma en un corto periodo de tiempo. Es una persona que vive en y por el cambio. No significa que es una persona con un alto estatus, gran empresario o director creativo de una archiconocida agencia de publicidad. La capacidad de reinventarnos a nosotros mismos y navegar en el caos, está dentro de cada uno. Como cualquier otra habilidad (no talento o don) y arte. Solo hay que sacarlo a la luz a la fuerza (con auto-disciplina) y moldearlo.
¿Ser una persona disruptiva ahora? Quizá podrías empezar por aquí…
- Experimenta con el trabajo que no sabes hacer.
- Prueba las herramientas que desconoces.
- Realiza acciones que te puedan dar pavor.
- Inicia proyectos que no estés convencido.
- Vive sin un reloj.
- Buscar maneras excelentemente extrañas de pensar.
- Encuentra formas de actuar brillantemente inconcebibles.
- Aprende a dominar una habilidad cada tres semanas.
- Añade un nuevo hábito cada dos semanas.
- Practica lo inconexo.
- Reflexiona de forma absurda.
- Haz más con menos. Trabaja y vive con restricciones.
- Cambiar de comportamientos y actitudes de forma provocada, constantemente.
- Modificar tu estilo de vida continuamente.
- Resumir tu vida a: idear, aplicar, modificar, pulir, mejorar, intentar de nuevo, reajustar, rediseñar, mejorar, medir, analizar y volver a empezar.
- Accionar lo ilógico.
- Ejecutar lo irrazonable.
Disrupción no es más que otra palabra para reinvención. Y no hay reinvención sin riesgo y sin intentar diferente.