Permíteme que te cuente sobre lo que puedes estar dejando escapar, la otra parte de la vida real. No es inspiradora, ni exitosa, ni lujosa, ni jovial. No es un trabajo de ensueño, unos compañeros perfectos y un equipo imbatible. A menudo es todo lo contrario, una vida de mierda.
Nos deprimimos durante días o semanas. Nos levantamos tarde. Alimentamos nuestro cuerpo con comida basura. Sumplimos nuestras ansias con deporte, sexo o más trabajo. Nuestra productividad no llega ni a 1/4 de lo nos dicen libros como Ultraproductividad. Esforzarse más que nadie y ser la persona que más intenta, falla y se levanta de nuevo, eso nos parece una patraña que no para de golpear nuestra exigencia. Seguir la vida de grandes personalidades es frustrante, su vida es fantástica ¿es la mía un desperdicio? Nos preguntamos. Estar en ese ecosistema de emprendedor y startup nos tiene más que aburridos, menudos pesados.
Una vida de mierda
Cuando nos miramos en el espejo, no siempre estamos alegres con lo que vemos. A veces incluso no sabemos quién es la persona que muestra el reflejo. Cuando hacemos el trabajo que importa, la mayoría de veces es trabajo que odiamos hacer. No nos sentimos destinados a marcar la diferencia. Sobresalir es solo una palabra bonita que no sabemos qué significa en realidad. No creemos que nadie esté predeterminado a crear un cambio en el mundo. Vivimos una vida de mierda.
No nos levantamos a las 4:40 de la madrugada. Las rutinas acaban superándonos. Deseamos hacer deporte cuatro veces a la semana pero acabamos haciéndolo una vez. Llevamos años intentando meditar y no hay manera. No fluimos por la vida como si fuéramos un gurú hindú. Estamos más en el futuro que en el presente. Somos más imperfectos de lo que parece en cada foto de Instagram. Nuestras relaciones son un martirio. Seguimos cayendo en un vacío que no termina nunca. En definitiva, somos un desastre, nuestra vida es un lío.
Sí, pero no te machaques, todos somos un desastre, todas las vidas son un lío. Todos, en parte, ivimos una vida de mierda. Es parte de lo que significa ser humanos.
Si esto es así, ¿Por qué estamos vendiendo el polo opuesto? Estamos vendiendo porquería.
Atribución imagen: Doug Beckers.