¿Qué es vivir de verdad? ¿Qué es llevar una gran vida? ¿Cómo vivir cada día lo más plenamente posible? ¿Es requisito indispensable vivir despierto para vivir pleno? ¿Qué es aquello que nos permite llevar una vida digna, grandiosa y con excelencia personal y profesional a nuestra manera? ¿Luchar o rendirse? ¿Qué es luchar? ¿Y ganar o perder? Estas son algunas preguntas que he ido formulando durante mucho tiempo, y que hoy tienen más sentido que nunca. Sobre todo, ante la muerte de otra de mis personas vitales hace unos días, y la reciente experiencia vital que viví hace unos días.

No es que no queramos vivir, sino que no queremos morir, por lo tanto viviremos siempre con un miedo constante a lo que pueda suceder. Nunca podremos estar lo suficientemente serenos como para ver la vida como es, algo que empieza un día, y acaba otro, pero ante todo, de forma casi aleatoria, como una lotería, Esto aplica tanto al nacer como al morir.
Reaccionamos a la vida
Reaccionamos en lugar de actuar sobre ella.
- Rabiamos porque alguien desaparece de nuestras vidas.
- Estamos tristes porque una persona no quiere saber más de nosotros.
- Nos frustramos porque nuestra pareja decide marcharse de casa y acabar la relación.
- Lloramos porque han ido en contra de nuestras emociones.
- Quedamos traumatizados porque alguien cargó despiadadamente contra nosotros.
- Actuamos como si todo fuera genial, hasta que un día deja de serlo, y de repente todo es nefasto.
- Vemos las cosas desde un extremo u otro, polarizados, usualmente saltando del uno al otro sin lógica alguna.
- Actuamos irracionalmente sobre lo racional y racionalmente sobre lo irracional.
- Creemos que la vida debe ser bonita y nos damos cuenta de que no lo es.
- Perseguimos una felicidad que nunca logramos alcanzar.
- Buscamos cosas que no existen.
- Ansiamos ideales improbables.
- Nos asociamos a expectativas complejas y despiadadas.
- Cedemos nuestra suerte al “destino”.
- Confiamos nuestros sueños a una especie de orden divina.
- Nos comportamos como si debiéramos ser amados, por nosotros y por otros.
- Pasamos por la vida como si la muerte no fuera a llegar.
Y de repente todo cambia, nada es lo mismo, o nada cambia y todo sigue igual.
No podemos cambiar lo que sucede, y cómo sucede, o cuando sucede o por qué sucede, pero sí podemos cambiar como nosotros actuamos frente a ese suceso. Es la acción/reacción que tomamos sobre cada situación, lo que hace que vivir tenga sentido.
Qué es vivir de verdad
Vivir es luchar, es rendirse, caer, amar, enfrentar el vacío de que puede no haber nada. Es explorar, es estar despierto, es flirtear con la fortuna y aceptar cualquiera de sus caprichos como el mejor de los regalos. El haber llegado sin haber empezado, el haber encontrado sin buscar, o el buscar habiendo buscado. Vivir es todo y nada al mismo tiempo. Vivir es estar preparado para morir en cualquier momento, pero sin la sombra de morir, solo sabiendo que podría suceder, y aunque lo sepas, no desperdiciarás ni una sola posibilidad de hacer cada segundo inolvidable.
Vivir es lo más contrario, paradójico, radical, inexplicable, fantástico y utópico que he conocido en toda mi vida.
Recursos:
Lecciones de toda una vida: Juana y Tomás.
Atribución imagen: Ben Heine.