Día quince de viaje. En Nuevo Méjico siguiendo la Ruta 66. Cuantos contrastes, entre personas, ciudades, incluso culturas dentro de un país. Antes de ayer encontré a un tipo de Oklahoma muy interesante, me habló sobre el respeto, sobre la verdad en las pequeñas ciudades de Estados Unidos, me habló de ser uno mismo. De ir a contracorriente, pensé sobre ello. El respeto lo cubre todo, eso no es gustar, ni a la inversa.
Por defecto de fábrica, quieres gustar a las personas: compañeros de trabajo, primos, clientes, circulo de amistades, seguidores, incluso hasta a tus detractores o críticos. En términos de empresariales, tu objetivos es que ellos te den su dinero, para productos, servicios o lo que sea.
Tienes que gustar
Practicas en frente al espejo, repitiendo cuales son tus cualidades, qué es en aquello que destacas, porque tu eres la mejor alternativa de suministro, cual es tu misión y visión y más importante, cual es la cifra que vas a alcanzar. Recuerda, tienes que gustar. Hasta que un día te das cuenta de que puedes destacar (en tu trabajo y por supuesto, en la vida) sin la necesidad de ser lo que a otros les gustaría ver.
El respeto se gana
Llegas a la sala, allí hay inversores potenciales para tu idea, un grupo de empresas que van a comprar tu producto o posiblemente el proveedor más importante para tus servicios. Rechazas sentarte para dejar clara tu posición. Aunque por dentro estés sudando como si estuvieras en el infierno, «aguantas el tipo».
En ese momento hay un intercambio duro para las dos partes que deja una cosa clara, no has llegado a la sala para hacer amigos, ni rebajarte. No buscas posturas cómodas para convencer a los que se sientan al otro lado de la mesa. Estás ahí para hacer lo que has venido a hacer, negocios. Dirías algo así como: «no me importaría dejar la sala ahora mismo y no cerrar este contrato, perderé una gran oportunidad. Diré un no educado y respetuoso a vuestra propuesta. Si podemos llegar a una situación ‘win-win’ voy a darlo todo, de manera contraria buscaré y encontraré otras opciones».
Cuando busques ser respetado, no debes engañarte por dentro. Necesitas paz interior, necesitas verdad, autenticidad y aceptar quien eres, con los temores, defectos y debilidades que van en el paquete. Reafírmate desde dentro hacia más adentro. Ignora la voz interna que dice algo de lo siguiente:
- Estás siendo demasiado duro.
- Creo que estás empujando muy fuerte.
- ¿No estás siendo excesivamente contundente?
- Vas a tirarlo todo a perder.
- Van a pensar que eres una «flipada».
Al final, obtendrás lo que buscas, de una manera u otra.
Infranqueable
Es fácil actuar como un «cabrón» cuando viene desde dentro, desde el fuego de la pasión y la dignidad. Y cuando quieres dirigirte hacia una acción particular.
No ceder, permanecer impasible, puede demostrar poder y respeto en una manera que no se puede lograr conociendo todos los hechos, siendo inteligente o encantador. No tienes que gustar necesariamente, tienes que ser respetado, por lo que haces.
Photo credit: Patrick Marioné.