Este es el viaje más fascinante que cualquier ser humano puede realizar, andar el camino de la liberación y ensalzamiento espiritual. La aventura de lograr conectar con nuestra existencia pura.
Despertar
Primero despiertas, es decir, te das cuenta, ves lo que no veías, lo ves. Despertar es eso, solo darte cuenta de que tú eres «eso«, lo eres todo, de que no puedes llegar aquí porque ya estás ahí, ya has llegado. No puedes hacer lo que ansías porque te das cuenta de que ya lo has hecho. Cuando de verdad abres los ojos, sientes que ya “lo tienes”, no sabes muy bien qué es (lo que sea), pero lo tienes, está dentro de ti y no se puede explicar, se parece a todo pero en realidad no es nada y viceversa. No hay deudas, ya has cumplido, el dolor, el amor, las creencias limitantes, lo que sea, lo ves, lo aprecias, sabes que está ahí. Ver te transforma, porque nunca más volverás a ver igual.
Ver conscientemente
Segundo, aprendes a ver, aprender es comprenderlo, empatizas con sea lo que sea lo que aparezca en tu nuevo espacio visual. Entonces empieza un periodo de familiarización, y empiezas a aprender a fijarte en todo lo que antes no veías. Eso te permite darte más cuenta de todo lo que no habías visto hasta ahora, el verdadero ensalzamiento espiritual empieza al decidir ver con los ojos de la consciencia.
Aceptación
Tercero, aceptas, (o aprendes a aceptarlo primero). Te llega, lo ves, no puedes escapar de ello, no debes, sabes que está ahí y sabes que no se va a ir. Te das cuenta de que va a seguir ahí porque forma parte del pasado y eso no se puede cambiar, y seguirá porque no sabes que va a pasar en el futuro. Entonces aceptas que no puedes volver atrás y hacerlo de otra manera ni adelante para hacerlo cómo lo tienes dibujado en tu mente. Entonces, después de sufrimiento, frustración, sumisión y mucha práctica, por fin aceptas que no puedes cambiar ni la más mínima cosa que se escapa a tu control.
Aceptas que eres lo que eres, haces lo que haces, tienes lo que tienes. Aceptas que eres como eres, así como las personas de tu alrededor y otros elementos externos. Y aceptas que lo mejor que puedes hacer es contemplar, dejar marchar y no forzar el flujo de las cosas. También, aceptas lo que viene, aceptas, pero no con resignación, rechazo o repugnancia o mediocridad, sino con virtud, gracia y perspicacia. Aceptas con amor, empatía, compasión, sin culpa, sin arrepentimientos y sin decepción. Solo aceptas con el espíritu abierto.
Rendición
Cuarto, te rindes a ello, tumbas tus propios muros, derribas la fortaleza de resistencia fútil contra lo que debes aceptar y por propia naturaleza, debes dejar pasar. Entonces te dices algo así como “toma lo que quieras, llévate lo que te plazca” o “haz conmigo lo que desees, soy la marioneta del destino, un velero hecho para ser llevado por el viento de la vida, me rindo ante ti”.
Cuando te rindes ante la realidad tal y como es, cuando permites que lo que ha pasado sea verdaderamente como ha sucedido sin tener que enmascararlo, ocultarlo, guardarlo o parecer invulnerable o que si fuera como si no hubieses ocurrido, es entonces cuando conectas con la corriente vital (el Tao). Dejas que la vida ocurra exactamente tal y cómo es (que ocurre lo quieras o no) y tú te conviertes en el agua que fluye imparable por el río, la vida y tú sois uno en completa armonía, por lo tanto deja de existir esa burda separación cargada con sufrimiento que a día de hoy es el gran drama de la existencia humana.
Amor universal
Ahora, y por último, quinto paso, amor incondicional, amor verdadero, amor acompañado por compasión, por cualquier ser vivo, y por supuesto, por uno mismo, respeto, comprensión bondadosa y unión a cualquier cosa existente, porque si lo puedes ver, si está aquí en nuestra realidad, es que importa tanto como lo que más te pueda importar. Simplemente porque existe, el único motivo que necesitamos. Esta es la única motivación, razón, propósito o pasión que de verdad debe preocuparnos, ese tipo de amor que lo cubre absolutamente todo.
Ensalzamiento espiritual
Ese es el viaje hacia la elevación y liberación del atman. El camino hacia reencontrarnos con la esencia más pura de la existencia humana.
Y esto es lo que tengo que decir a la vuelta, después de un mes de descanso para el alma.
