Hace un par de años, solía preocuparme demasiado por mi mensaje, por mi comunicación, por lo que decía y como lo decía, por lo que escribía y cómo lo escribía. Iba como loco a mi círculo de consejeros y mejores amigos para que me dieran feedback sobre cómo veían lo que había hecho, lanzado, creado, escrito o dicho. Cuanto mejor me iban las cosas más me preocupaba por cuidar mi imagen, marca, marketing y comunicación. Empecé a sentirme inseguro y más inseguro, con temores, empezaron las comparativas y la insatisfacción. Esto me desembocó en un punto donde no reconocí quién era al mirarme al espejo. Un día me di cuenta de que todo lo que me había dado lo que tengo es precisamente lo contrario a controlarlo todo, soltar, fluir, no actuar. Ser yo mismo.
Inconscientemente había empezado una carrera contra la perfección, estaba intentando crear una coraza de invulnerabilidad ¿Puedes creerlo? Sí, estaba yendo en contra de mis propios valores, esa era la razón por la cual a pesar de todo lo bien que marchan las cosas, en todos los sentidos. No me sentía pleno como solía estarlo, mi interior mis creencias se estremecieron. En ese instante empecé a andar un camino lleno de trabajo y de virtud, reconstruyendo y fortaleciendo mi sistema de valores. Todo a través de una ética inquebrantable de vida y trabajo. Esto no me devolvió a quién era, no, me hizo ver quién era en realidad. A partir de ese momento, sentí libertad y paz, sensaciones que se prolongan hasta día de hoy.
¿Por qué te cuento esto? Porque todos vivimos a la sombra de lo que somos en realidad. Porque queremos ser quién no somos, porque creemos ser lo que no somos, porque soñamos con ser lo que somos pero no nos permitimos ser.
Ser yo mismo parte de tus ansias
Hasta que no seamos desgarradoramente honestos con nosotros mismos sobre quién somos, con nuestros defectos, imperfecciones, frustraciones, miedos y complejos. Así como descubrir nuestras ventajas, atributos, habilidades núcleo, cualidades destacables y alma. Hasta que no destapamos todo esto y lo equlibramos, no habrá forma alguna de ser la persona / profesional que podríamos ser.
¿Cómo empezar? Empieza por profundizar en tus ansias, reconoce cuáles son y por qué ocurren. Es un camino amargo, pero que merece la pena descubrir. Es sería un buen comienzo…
Ser yo mismo es el regalo más grande que he recibido jamás. Cuando de verdad interiorizas esto, el resto es tremendamente simple. Sea lo que sea el resto.
Atribución imagen: Gaudí Alcoy.