Cómo encontrarte a ti mismo … esto es justamente lo que viví ayer tarde-noche.
Para encontrarte a ti mismo, dos realidades; o no sabes quien eres y nunca te has encontrado o sí lo sabes, pero por alguna razón estás perdido. En este caso, hablamos de la segunda realidad.
Realmente perdido, fuera de mí mismo
Como decía en la tercera parte del experimento 20 días en silencio, desde el día 13 hacia delante, han sido como un avalancha a más de tres mil metros bajando a una velocidad endiablada por medio de la ladera. Sin duda alguna quedarás sepultado, arrasará con todo lo que coja a su paso. Eso pasó conmigo, la mente empezó a revelarse contra mí, cuando más trataba de silenciarla, más ferozmente atacaba. Inseguridad, impotencia, inseguridad, desconcierto, frustración, soberbia, ego y podría seguir.
Entre el jueves y viernes era otro Isra diferente al que podría conocer aquellos que me conocen más personalmente. Ayer sábado estaba lleno de dudas, temores. Como los otros días, estaba apagado, cansado, descontento, no quería levantarme de la cama. Apenas he podido dormir tres horas seguidas desde el jueves aquí como te dije antes.
Hoy me he levantado a las nueve de la mañana. Desilusionado y con un pequeño pinchazo en el pecho, todo esto era muy extraño. Principalmente porque no tengo ningún motivo para sentir ninguna de estas sensaciones y estados de ánimo. La gente que amo es feliz y está a salvo, mi vida es todo aquello que deseo en el momento que deseo, estoy en la mejor forma física, emocional, espiritual e intelectual de mi vida. El trabajo funciona como un cohete, vivo aferrado al hoy. Vamos, no sabía que me estaba pasando, no encontraba la razón, por más consciente que trataba ser, estaba raro, fuera de mí era otro. Estaba perdido. No me encontraba. Desesperante.
El núcleo de la historia
Seguimos con la historia, he desayunado y he comenzando con mi segundo día de ciclos de entrenamiento preparación para La Gran Hazaña, 120 kilómetros de ciclismo y luego 12 de carrera a pie. He empezado a rodar con la bicicleta, al kilómetro diez mi mente estaba saboteándome como nunca antes lo había hecho, tanto que al kilómetro treinta he estado a punto de darme la vuelta, pero al final he seguido. Tan pronto como avanzaban los kilómetros me ha pasado algo que nunca antes había vivido, mi mente ha empezado a saltar por recuerdos que ni siquiera sabía que existían, todos relacionados con rechazos, complejos, inseguridades, decepciones, desilusiones, fracasos o desencantos que me han marcado durante me vida, ha traído al consciente memorias que ni siquiera recordaba.
Todo ello me ha hecho sentir cada vez más triste y agobiado, hasta que un dolor de pecho muy fuerte he hecho que detuviera la bici, el corazón palpitaba como si se fuera a salir de la caja torácica, no entendía nada, pero allí estaba, a 50 kilómetros de casa, sin poder hablar, solo y perplejo. Decidí subir a la bicicleta de nuevo, el dolor aumentó hasta que apenas no podía respirar, en esas casi caigo con la bici y rompí la cubierta. Llamé a Diego a que viniera a recogerme porque ahora sí no podía hace nada de nada.
En el viaje de regreso pensaba en todo lo acontecido, al llegar a casa estaba asustado. No entendía nada, quería meterme en la cama y dormir y que todo esto pasara como si de una pesadilla se tratase. La amígdala me controlaba por completo, por primera vez en mi vida he tenido miedo de mi mente. En ese momento hablé con Mawi sobre la situación. Concluimos que quizá entrenar seis o siete horas al día mientras estoy viviendo estos días tan intensos debido al silencio, trabajar sin descanso y llevar el ritmo de vida que suelo llevar, pues no era lo aconsejable “no puedes estar a tope si no estás a tope«. Me pareció aceptable, acordé en desconectar y dejar todo hasta que pasara, parar de entrenar, trabajar, ir a la playa, siesta, respirar hondo, cenar bien y a dormir pronto.
La clave
Aquí viene la clave para mí, he ido a la playa y he pensado en lo que estaba sucediendo, he visto cómo la amígdala (la parte más primitiva del cerebro) había cambiado todo lo que yo soy por lo que nunca he sido. Ha aprovechado un momento de debilidad para tirar abajo todo lo que había construido en años. He sido consciente de ello. He actuado como un idiota. Impotente porque cada fricción se me escapaba de las manos sin poder hacer nada que mirar cómo todo se torcía, a esto y a mucho más le he puesto un nombre, lo he descrito y me me he apropiado de ello.
¿Cuál era el siguiente paso? Identificar una a una todas las situaciones a las que el «cerebro primate» me estaba enfrentando y yo actuaba huyendo. Identifiqué y anoté algunas, pero sentía que podía ir más adentro. Sentía que estaba detrás de algo transformador, así que seguí mi filosofía del miedo. Justamente aquello que el miedo más te quiere aparta de hacer, es lo que más necesitar hacer para sobrepasar el miedo. Entonces he vuelto a casa, he cambiado la rueda de la bicicleta. He vuelto a enfundarme la ropa de ciclismo y he salido de nuevo con la bici. Otra vez, a las 17 horas, a terminar el entrenamiento y a reencontrarme con esas sensaciones de las que huía. Tan pronto como estaba rodando, esas situaciones han vuelto. Mientras iba realizando el mismo proceso, identificar, nombrar, describir, aceptar y apropiar. Una a una iban desapareciendo e iba tomando el control de la mente. He creado una lista con todo ello.
Tomar acción y cerrar capítulos
No solo eso, sino que además era como cerrar capítulos. Desde la primera chica que me rechazó cuando me enamoré por primera vez. Desprecios cuando era pequeño en público de gente a la que lo era todo para mí. Hasta el profesor que se burló de mi dislexia. Hasta una persona que psicológicamente me hundió, me lo hizo pasar realmente mal y sentirme como una mierda cuando no sabía quien era yo. Antes de empezar toda la etapa del descubrimiento. O mis complejos por ser un chico gordito, con muchas ojeras y sin apenas ninguna habilidad en la que destacar. Hasta algunas actuales de ahora como el finalizar una amistad que nunca funcionó y con la que nunca estuve cómodo. Entonces llegué a casa e hice una lista con todo ello y empecé a tomar acciones inmediatas para enfrentarme a todo ello. He establecido un encuentro con la persona que tanto daño me hizo. Hablé por teléfono con ese profesor. Envié una solicitud de contacto por Facebook a esa chica que me rechazó. Hice una lista con todos mis complejos, pasados y presentes (pronto la compartiré, eso lo hace más real y vulnerable). También tome acción para solucionar lo que había pasado estos días y colocar las cosas donde sentí que debían estar.
Ir más allá y la enseñanza de Ghyatso
Acabé la bicicleta, en lugar de 120 kilómetros, hice 140, y a pesar de estar exhausto y con el gemelo algo cargado. Fui a correr. Entonces recordé un consejo que Ghyatso, el monje que fue mi maestro de meditación en Lamayuru (Leh, India) en mi aventura 28 días sin mapa, me dijo, «quizá un día llegarás a un estado de consciencia donde tu mente te atacará salvajemente. Reconocerlo y reaccionar a ello, entrando directamente al fondo de esos ataques, te hará crecer espiritualmente y no solo recobrar lo que parecerá que perdiste, si no ganar más determinación, consciencia, seguridad, convicción, desapego, paz. Afianzarás tus valores, conectarás con tu yo a un nivel que pocos podrán hacerlo, no te garantizo que llegues ahí, pero si llegas esto transformará tu vida de manera que no has sentido jamás. No olverás a sentirte atacado inconscientemente por tu pasado y no sentirás emociones negativas por algo que no entiendes. Solo alegría o júbilo”.
La ganancia – cómo encontrarte a ti mismo
La sensación es de una paz interior tremenda. Cuando estaba escribiendo esto, en la playa, he estado con los ojos abiertos sin pensar en nada. He visto mi cuerpo y mi mente en dos lugares. He notado una energía que me ha renovado por dentro y me ha dejado completamente limpio. Ya no estoy preocupado por el silencio interior. Las voces se han callado. Todo está conectado. El silencio exterior e interior, qué paz, qué serenidad. Una sensación agradablemente extraña.
Me ha dado cuenta de que estoy siendo consciente sobre cómo aplacar la parte más incontrolable de la mente.
Se confirma mi teoría, los peores momentos son nuestra mejor oportunidad. Inciso: si realmente te enfrentas a ello y eres consciente, claro.
Ahora voy a disfrutar de estos tres días que faltan de experimento, profundizando más donde ahora me encuentro. Cómo encontrarte a ti mismo es algo paradójico si no sabes quien eres.
Photo credit: Odosdesign.
16 comentarios
Emotivo y muy valioso. Grande por compartirlo 🙂
Hola Isra, si es cierto cuando no «escapas» de la experiencia y permaneces con «atencion plena» y consciencia a aquello que produce miedo permites que se transfome y te hace crecer internamente y espiritualmente
Brutal¡
Personalmente me sirve muchísimo lo que cuentas porque he vivido lo mismo este verano. El dolor del pasado vuelve y ataca. Me he abandonado a él y lo he sentido y también se me cortaba la respiración… y muchas cosas similares.
Leeré más veces el post porque yo no he llegado todavía a ese momento de paz y júbilo que te anunciaba el monje budista. Más bien me siento en un post-operatorio, muy dolorida y esquivando experiencias que puedan añadir más dolor.
Gracias por describirlo con tanto detalle y tan descarnado porque ayuda mucho a conectar, identificarse y normalizarlo como un proceso interior que puede suceder a cualquiera.
me ha pasado este mes a mi en las vacaciones, leyendo tu libro y el del engaño de icaro que recomendaste. como la mente te engaña siempre y aparece el cerebro primitivo para decirte basta, no puedes y mandar sobre ti, rompiendo toda lógica u orden que le des. mucha suerte los días que te quedan, decirte que eres un ejemplo no de lo bien que haces las cosas ni como motivas sino por lo mucho que te queda por hacerlo, yo estoy en deuda contigo los días que me ayudas sin saberlo a ser un autonomo con mas ganas de mejorar cada día y errar cada día y levantarme. espero mas de ti y que sigas explorando sin mapas!!
Me alegro de que resuene Dori.
Totalmente Eva, lo has resumido a la perfección.
Has empezado el camino, lo maravilloso es que ya no ha vuelta atrás Rafa, felicidades.
Seguiremos trabajando.
Entrar en tu blog es aprender mucho, no te deja indiferente y eso creo porque cada palabra la vives mucho. Muy interesante el post, especialmente por la forma de afrontarlo y de buscar dentro de esa negatividad una luz para salir de ese fango.
¡Bravo!
¡Felicidades Isra! Me parece un trabajo personal brutal. Cuida tu lista como si fuera oro.
Ha sido tan duro como gratificante Sergio.
Me importa hacer que vosotros, mis lectores, lo viváis tan de cerca como yo Chema.
Brutal post, Isra!! De los mejores que te he leído. ENHORABUENA!
Gracias Vanesa, me alegro de que resuene.
Me alegro de que resuene Vity, gracias por tu atención y compromiso. Seguimos.
Suena muy bien el camino que has decidió llevar para resolver esta situación, entiendo las referencias y supongo que sabes que es algo pasajero. En mi caso me considero muy talentoso en varios aspectos, pero realmente jamas me he podido responder que quiero, eso me hace sentirme muy perdido y actualmente en una crisis de identidad, ya que tengo todo el tiempo del mundo para resolverlo pero no he sabido por donde comenzar, tendrás alguna recomendación o consejo?, seria muy útil viniendo de ti, gracias. Edgar.
Edgar, en perspectiva, lo que más me ha ayudado en mi vida es la soledad, encontrar adversidades mucho más grandes que yo y enfrentarme a ellas y trabajar mucho en mí. Esfuerzo + consciencia + trabajar el alto rendimiento (dimensión emocional, intelectual, física y espiritual) mucho, por partes iguales y cada día. Ese ha sido mi secreto, si se puede llamar secreto.