Porque lo eres. Lo quieras o no, eres un director de proyectos.
Ahora que, muchos profesionales trabajan de forma remota, a la hora que quieren, con unos objetivos bien claros y con equipos multidisciplinares. Es más fácil elevar la calidad de un proyecto, aunque claro, también es más fácil convertirlo en algo desastroso.
Claro, es un asombro ver como casi cualquier colaborador / proveedor externo, al final, casi siempre acaba apuntando por el trabajo mínimo viable. Es decir, trabajar para aprobar por los pelos, lo malo del «por los pelos» es que la barrera del cliente, y lo que todavía es más decisivo la nuestra propia (como agencia y equipo, como consultor y como director de proyectos) es cada vez más alta. Por lo que el «por los pelos» siempre acaba siendo una estrategia desafortunada.
Lo mínimo es una soga alrededor del cuello
Cualquier profesional independiente (freelance), cualquier proveedor, cualquier prestador de servicios, debe y necesita actuar como un director de proyectos. Primero el suyo propio, y luego el global, del cual ese profesional forma una pequeña parte. Lo que se obvia cuando apuntamos por el mínimo esfuerzo viable, es lo siguiente:
- Fallas a lograr el objetivo de tu trabajo en un 95% de las ocasiones.
- Eso afecta a la calidad de tú trabajo y al de tu cliente, y peor aún, al cliente final.
- Antes avisaban, hasta tres veces. Ahora, a la primera o vuelven a contar contigo.
Basta de echar la vista a un lado, culpar a otros o excusarte en cualquier otro hecho. Tu trabajo debe mejorar.
Director de proyectos es una gran compoetencia
Un director de proyecto está pendiente de todas las partes estratégicas y operativas que intervienen a la hora de construir el susodicho. Es su trabajo coordinar, liderar, resolver y optimizar cada elemento. De forma que el resultado del proyecto sea de la mayor excelencia posible. Ese es el enfoque que debe adoptar cualquier grupo de esos profesionales mencionados con anterioridad. De esa forma, cuando falle un elemento de programación, sean los suficientemente autónomo y determinado como para solucionarlo sin la necesidad de que el contratante tenga que avisar después de verlo. Que cuando un diseño sea pobre, se sepa evaluarlo antes de entregarlo al cliente. O cuando el resultado del proyecto no sea el esperado, se tomen las medidas necesarias, para que a la entrega, supere las expectativas marcadas.
Todo lo otro, todo lo que no responde a un trabajo excelente, bien dirigido y con propósito, tiene los días contados.
Adicional: El Viaje continúa, hoy dejando Tazmania camino a Australia.
Atribución imagen: Angeline Veeneman.