El otro día, el día 1 de enero al despertar, observé muchas sensaciones/pensamientos – de decir, ruidos – sacudiendo mi mente. Así que en lugar de meditar 20 minutos, lo hice por 45 minutos, los cuales invertí en repetirme a mí mismo la palabra “no sé” (siguiendo la técnica Mentalidad No Saber).
Lo que hice fue dar “no sé” como respuesta a cada pensamiento que llegaba a mí.
¿Qué sé? No sé.
¿Qué me amarga? No sé.
¿Qué me preocupa? No sé.
¿Qué es lo que debería hacer? No sé.
¿Qué tengo que hacer que no he hecho? No sé.
¿Por qué no consigo más cosas de las que tengo? No sé.
¿Qué pasará mañana? No sé.
¿Cómo ha influido todo lo que he vivido en la persona que soy? No sé.
¿Cuál es mi temor más secreto? No sé.
¿Por qué me persigue esta voz negativa? No sé.
¿Cómo amarme a mí mismo? No sé.
¿Cuál es la frustración que está acosándome? No sé.
¿Estoy decidiendo correctamente? No sé.
¿Hice lo que tenía que hacer? No sé.
¿Soy respetado? No sé.
¿Qué es ese ruido en mi mente? No sé.
¿Qué me inquieta tanto? No sé.
¿Qué es todo lo que no estoy viendo? No sé.
¿Qué poder tiene mi mente sobre mí? No sé.
¿Qué necesito? No sé.
¿Quién creo que soy? No sé.
¿Qué es sobre lo que sé que estoy equivocado? No sé.
¿Y aquello que seguro sé que estoy en lo correcto? No sé.
¿Cuándo acabará esto? No sé.
¿A dónde llegaré? No sé.
¿Qué es lo que mi mente me repite tanto que no me quede más remedio que hacerle caso?
¿Qué es lo que debería tener que no tengo? No sé.
Antes de ser, antes de pensar, antes de actuar, antes de saber
A medida que avanzaba veía como todo, absolutamente todo se disolvía y desaparecía. Los pensamientos cesaban, los símbolos perdían significado, las sensaciones pasaban sin más, las emociones eran como nubes que se formaban y se deformaban. No había nada, y al mismo tiempo estaba todo.
Todavía no he conocido un maestro que diga que es un maestro.
No he encontrado un sabio que sepa que es un sabio.
Los verdaderos artistas no se entretienen contándote que son artistas.
Los considerados como genios viven como una persona normal que intenta expresar lo que nace como intersección entre su mente, su cuerpo y su espíritu.
Los eruditos están demasiado ocupados como para pensar que saben lo que otros creen que saben.
Nadie sabe más que tú, pero nadie sabe menos que tú, el problema es que tú piensas más que la otra parte.
El Satori ocurre antes de pensar o después de haber pensado sin dejar que ese pensamiento tenga importancia.
Si dejas de pensar sobre pensar y solo dejas que los pensamientos ocurran, entonces estarás ahí, y aquí está todo el tiempo, la magia, la vida y la existencia que existe.