La charla que considerar seriamente es la autocharla.
No hay crítica más importante que la autocrítica.
Evaluación más necesaria que la autoevaluación.
Consciencia más esclarecedora que la autoconsciencia.
Coherencia más determinante que la autocoherencia.
Control más absoluto que el autocontrol.
Respeto más demandando que el autorespeto.
Conocimiento más sabio que elautoconocimiento.
Disciplina más poderosa que la autodisciplina.
Y amor más impactante que el propio.
No hay cantidad de validación, reconocimiento, éxito, ovación, o reafirmación externa que pueda deshacer el zumbido constante de lo interno, ya sea crítica, ira, malicia, confianza, seguridad, aprecio, convicción.
Invierte la autocharla
Pero espera, la autocharla, o la charla con uno mismo, está ahí, preparada para no solo ladrarte, si no morderte tan pronto como pueda. Está hambrienta, sedienta, desesperada, y necesita corroboración externa, cualquier input externo, a la mínima se te abalanza sobre ti.
La probabilidad dice que los demonios van a llegar, y con ellos la caída en barrena, claro, tan pronto como una muy pequeña voz esté de acuerdo con tu parte interna, con la parte “auto”, si es negativa, porque no habrá nada que hacer contra el autodominio, autodisciplina o autoconsciencia por ejemplo.
Aunque, el remedio para combatir una autocharla negativa, entonces, no es la búsqueda de elogios anónimos. Ese es un viaje sin esperanza, uno que destroza tu trabajo y tu vida, porque solo conseguirá diluirlo con el miedo de que lo externo amplificará lo interno.
El remedio es un trabajo de automaestría, en este caso, más concretamente una autocharla positiva y concisa sobre hechos precisos. Todos los días, tanto como puedas.
No hablo de afirmaciones delirantes o declaraciones metafísicas absurdas sobre el universo. No, simplemente la reafirmación de verdades obvias, un mantra que aleje el sinsentido que el cerebro reptiliano está vendiéndote como si de una verdad absoluta se tratase.
Es cierto que no puedes razonar con una autocharla negativa, o intentar persuadirla con que el mundo está en desacuerdo con ello. Todo lo que puedes hacer es rodearte con rasgos, pensamientos, y principios positivos, para así ahogarla y abrumarla con bloques de hormigón de trabajo importante, la combinación de expectativa, obligación y posibilidad.
Cuando tengas dudas, cuéntate la verdad.
Atribución imagen: Jamal Azfal.