Cualquier forma de sabotaje es una forma de autosabotaje.
Nadie nos fuerza a tomar esa bebida alcohólica, lo elegimos. De esa manera acabamos borrachos. Nadie nos empuja a estudiar medicina (ya no), lo elegimos nosotros. De esa manera acabamos trabajando por ganar dinero y no por pasión. No estamos obligados a destacar, lo elegimos, por eso acabamos viviendo una vida que no es la nuestra. Nadie nos instiga a aprender y luego practicar, lo decidimos nosotros. Esa es la razón por la cual procrastinamos.
Marketing y autosabotaje
El autosabotaje es un marketing fascinante de ver y entender. Considera cuando quieres entrar en un programa como Stand OUT Program: es una oportunidad para agentes del cambio que no están seguros de dónde quieren ir para reducir sus probabilidades exponiéndose a la incertidumbre. La amígdala, la parte encargada del miedo, de la frustración y del auto-sabotaje, quiere seguridad, confort, seguridad. No te permitirá que vayas a un programa de educación profesional disruptivo “demasiado duro” o “demasiado bueno”. La cosa más fácil de hacer es reducir el esfuerzo, no hacer lo que funciona, esconderse, huir, hacer lo que todo el mundo haría. Finalmente, acabas disuadido, no presentar candidatura, te sientes aliviado. Meses más tarde, te preguntas qué hubiera pasado, piensas que esa oportunidad podría haber sido para ti. Te arrepientes de no haber dado un paso hacia delante. Demasiado tarde.
Autosabotaje inconsciente
Considera cómo nos auto-convencemos para no liderar. Estima las veces que evitas una conexión. Anota las veces que huyes del riesgo. Considera también la resistencia que desarrollas contra el cambio o hacer el trabajo importante. No nos resistimos porque no somos capaces de lograr algo memorable… Nos resistimos porque si nuestro marketing falla, si las clases son decepcionantes, si los profesores son mediocres o si el programa no cumple las expectativas. Si eso no llegara a suceder, entonces quedamos al descubierto. En ridículo. Cuando no hay promesas, no es necesario mantenerlas.
Sabemos más sobre marketing que nunca antes en la historia. Conocemos más sobre creatividad que lo que conocieron nuestros antepasados. Entendemos más sobre cómo innovar. Sabemos cómo crear una historia que resuene, sabemos cómo encontrar y empoderar comunidades. El problema está en mantener el compromiso a hacerlo incluso cuando es amenazante y difícil. La complejidad está en no autosabotearlo todo a la más mínima oportunidad. Si somos conscientes.
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