- Perder el control sobre la situación.
- Esperar a que algo suceda.
- Las personas que hablan mucho.
- Ver como una persona infravalora o denigra a otra.
- La situación fuerte versus débil.
- Todo aquello que atente contra el dominio de mi tiempo.
- Los ladrones de sueños.
- El destino.
- Profesores acomodados.
- Los sistemas duraderos.
- El modus operandi «jornada de 8 horas» (o 10 o 12 horas si es el caso)
- Las excusas.
- El victimismo.
- Lamentaciones y quejas.
- El sistema educativo industrializado.
- Tener demasiado éxito en algo.
- Estar quieto, no avanzar, sentirme seguro y resguardado.
- Amar sin ser correspondido.
- La mediocridad a la que nos expone la televisión y el mercado masivo.
- La hipocresía de las redes sociales.
- Las comparaciones.
Con el paso del tiempo he aprendido algo muy valioso de todo ello, he convertido todas estas frustraciones en puntos de impulso sobre los cuales he creado una ventaja competitiva.
Una de mis prácticas favoritas es, de vez en cuando, enfrentarme a las cosas que menos soporto, esto me ayuda primero a entender las cosas desde el lado opuesto al que estoy, y segundo, a crear un mejor trabajo y estilo de vida.
Haz una lista con las cosas que no soportas y trata de confrontarlas de manera ocasional, haz un seguimiento de todo ello y verás como creces a la misma vez que tu determinación se vuelve férrea, casi impenetrable.
Photo credit: emiliegraphics.
4 comentarios
Claro que sí! Cada cierto tiempo por culpa de la rutina debemos organizarnos mentalmente para seguir adelante y sin culpar las cosas que nos molestan.
Porque SHIT HAPPENS. Así de simple. Y la vida sigue =)
Hola Isra,
Cuando dices «trata de confrontarlas», ¿a qué te refieres excatamente?
Un Saludo.
Enfrentarte a esas cosas que no soportas.
Eso es.