Culpa tuya

Hay un precio que pagar, por convertirte en la persona que deseas. Otro precio que pagar por empezar de nuevo, otro por alcanzar todos tus objetivos. Hay un precio que pagar por ser más fuerte, más estoico, más feliz, más popular, más consciente, más contemplativo, más seguro de ti mismo, más auténtico.

Cambiar, el cambio, tiene un precio. Claro.

La primera pregunta es ¿tienes lo que tienes que tener para lanzarte a pesar del precio que sepas que vas a pagar?

La segunda es, cuando miras hacia delante ¿puedes verte lográndolo o te ves fracasando, o no tienes tiempo de ni siquiera mirar?

Así que voy a ser precioso y voy a ir al grano, y as a malinterpretar lo que te voy a decir como si fuera algo bueno. Sin embargo, luego te diré porque en realidad es de lo peor que podría decirte… Eso es lo siguiente:

Estás cumpliendo con los requisitos mínimos

Estás cumpliendo con los requisitos mínimos - es tu culpa

Así que, cualquier cosa que quieras hacer, desde luego no va a ser súper fácil para ti porque seas ultra-inteligente, porque probablemente no lo seas.

No obstante, casi cada una de las personas que he encontrado durante toda mi vida, o en este último año, sin excepción, literalmente, todas cumplen los requisitos mínimos. Incluso los más lanzados, incluso los más introvertidos, incluso los tímidos, los motivados o los excepcionales. Hasta los más de 150 disruptores que he entrevistado en este 2018-2019.

Sí, incluso los que más bagaje llevan en la mochila de la vida. Incluso hasta los que estáis tocando fondo ahora mismo. Estáis cumpliendo con los requisitos mínimos.

¿Requisitos mínimos de qué?

Para lo que tú quieras.

Suena fantástico ¿no te parece?

Es tu responsabilidad

No tanto, porque lo que en realidad estoy diciendo es que si no haces que algo suceda, la responsabilidad no es de nada más que de ti. Es tu culpa.

No hay nadie más que culpar.

Todo es culpa tuya, todo.

Las cosas increíbles que pasaron, culpa tuya. Tú lo hiciste. Te pusiste en la posición de merecerlo, de estar alrededor de gente que quería ayudarte. Entonces la fortuna sonrió y tú lo capitalizaste.

Es como un tren, otro llega a la estación, pero, ¿va en tu misma dirección? ¿llega a la hora prevista? ¿tienes el billete para subir?

Quizá mires a todo lo que tienes y digas, «tuve suerte». Quizá, pero seguro que tenías el billete y la valentía de subir al tren. Culpa tuya. Es por eso que deberías estar orgullos/a de las cosas que tienes en la vida.

Por otro lado, todas las cosas que tienes y no te satisfacen, adivina. También culpa tuya.

Tu vida es el reflejo exacto de las decisiones que has tomado.

¿Amas tu vida? Genial tomaste las decisiones acertadas. ¿La odias? Entonces tomaste las decisiones incorrectas.

¿Las buenas noticias? Que tú tienes el control, porque decido no ser nunca jamás una víctima.

Atribución imagen: Francesca Dioni.

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