Dime que quieres lograr, dime a qué aspiras, dime cuál es tu sueño. Dímelo, y te diré que solo necesitas una cosa para lograrlo, determinación.
Esto es lo primero que viene a la mente cuando empiezo a escribir después de estar 9 días desconectado en el desierto más vivo del planeta. Justo después de escribir y publicar las últimas impresiones del día 7 de mi último desafío social. Determinación fue lo más valioso y crítico que tuve para poder llegar al final del día 8 y acabar el desafío.
Esta imagen está justo tomada en la entrada del desierto de BRC, la ciudad desértica donde se celebra Burning Man. Fue el pasado domingo 26 de agosto a las 19:30h. Podemos decir que estaba a tres kilómetros de la “meta” imaginaria de la última etapa de Burning Man Quest.
Hicimos que sucediera
Después de ocho días de aventura en su más extenso sentido de la palabra. Un reto como nunca antes había enfrentado, un desafío contra mí mismo, contra cualquier obstáculo y contra lo impredecible. Ya fuera interno o externo. Ya fuera a causa de la bicicleta, del equipaje, de la distancia, el tiempo, el terreno, el viento o mi estado físico, mental o emocional. Fuera lo que fuera, no había nadie más que yo, mis recursos, mi ingenio, determinación y perspicacia, para enfrentar cualquier adversidad que surgiese en el camino.
Resumen día 8 a grandes rasgos
Esto es lo que viví en el último día de desafío:
- Recorrido: Fernley – Dixon – Pyramid Lake – Gerlach – Black Rock (Nevada)
- Distancia total recorrida: 174 kilómetros.
- Tiempo: 8:15h – desde las 11:45h hasta las 19:30h.
Una historia de determinación
¿Por qué la determinación?
Porque la necesitas cuando crees que no puedes seguir. Porque te ayudará a levantarte cuando caigas, porque será lo único que tengas cuando no haya más opciones.
Es posible que el desenlace del día ocho hubiese sido diferente sin haber usado mi determinación. El viento soplaba tan fuerte en el tramo hacia Gerlach, que me tiró de la bicicleta tres veces seguidas. No podía apenas rodar, cuando caí por primera vez, no quería levantarme, pero no había otra opción, me levanté y seguí. Al caer por segunda vez, me desanimé y maldecí el viento, pero me levanté y continué pedaleando. Cuando volví a caer la tercera vez me herí la rodilla, bien, me levanté y seguí, pero no pude continuar mucho más. Aun así quería seguir.
En ese momento una caravana que iba a Burning Man paró a rescatarme. Eran dos tipos de Nueva York, muy amables y comprometidos. Subí, recorrimos unos treinta kilómetros y llegamos a Gerlach, allí nos detuvieron durante una hora. Las puertas estaban cerradas debido a que el fuerte viento había levantado una gran tormenta de arena y no era seguro para los voluntarios y asistentes. Esperamos a la luz verde de la patrulla de Nevada, había una gran cola, no se podía continuar.
Es en ese momento donde puse la determinación a trabajar de nuevo. Me dije a mí mismo, y a los ocupantes de la caravana, «no voy a entrar en Burning Man con caravana. No después de todo lo vivido y superado, no por la causa, y no por mí». Así que me bajé, me subí a la bici y continué los últimos 25 kilómetros hasta llegar a la mismísima puerta. Recorrí incluso los 5 kilómetros de zona desértica con la bici de carretera.
Así fue cómo llegué al final del último día de desafío, con la determinación por delante.