Los payasos, de siempre me han fascinado estos personajes tan increíbles y optimistas. Desde pequeño me quedaba horas embobado viéndolos, observándolos y tratando de entender porque hacían reír a todo el mundo, para mi era algo asombroso. Aunque me daban un poco de respeto me alucinaban, siempre trataba de imaginar cual era su trabajo, pensaba que trabajan en un banco o vendiendo seguros.

«Todoesposiblelandia»

Estos agentes del cambio llegaban y lo cambiaban todo, transformaban el llanto de un niño en carcajadas, incluso he llegado a ver algunos que han conseguido que pequeños se olviden de estaban críticamente enfermos, estremecedor. Creo que estos tipos vienen de un lugar donde todo es posible, si no no habría otra explicación.

Estas personas – porque sí, son personas – transmiten alegría, irradian felicidad y contagian la ilusión a través de la esencia que desprenden: torpeza, despreocupación, empatía, incertidumbre, ignorancia, inocencia, sinceridad y un gran corazón, que grandes rasgos. Los payasos on capaces de cambiar el estado de ánimo de la persona más triste del mundo, pero sobre todo son auténticos maestros en producir sonrisas allá donde van, sonrisas con significado, sonrisas con sabor a felicidad e ilusión. Tan sólo ellos son capaces de reflejar una imagen tan nítida de la alegría y el desenfado, de la informalidad y del descaro, expertos de un marketing que produce fantasía.

Aportan luz a este mundo

Seguro que estas personas tienen un mal día, tienen preocupaciones o problemas que resolver, son humanos como nosotros. ¿Sabes la diferencia entre ellos y nosotros? son dos, la primera tratar de aportar felicidad a las personas – pase lo que pase – y la segunda, sonreír más a menudo ¿o cuesta tanto sonreír?

Estas maravillosas personas merecen vivir eternamente. Aquellos que dan su vida a una profesión dedicada a producir sonrisas en cualquier persona que entra en contacto con ellos poseen uno de los dones más preciados del mundo en el que vivimos.

No quedan payasos

Sin embargo, he encontrado un problema, cada día veo menos payasos a mi alrededor, y con esto no me refiero a los que van disfrazados – peores noticias, apenas quedan por vocación – sino a personas cuyo objetivo es cambiar la interacción habitual por la interacción positiva. El mal momento por el momento mejor. El callejón sin salida por la puerta hacia cientos de nuevas puertas. La crisis por los tiempos increíbles.

Cambia a las personas cambiando el sentimiento de la interacción.

Pido payaso. ¿Y tú?

Photo credit: John Corvera.