Esta es la historia del club del trabajo de siempre.
Cuando eras niña/o, si querías un “gran trabajo”, tenías que hacer algo grandioso. Un invento, una innovación, una canción, un nuevo estilo de pintura, un libro, ventas, nuevo negocio, un descubrimiento. No importa cómo de grande mientras que hubiera un valor proporcionado.
El único problema con eso era que, crear algo no estaba al alcance de cualquiera y además era difícil. No cualquiera se atrevía, dudas, incertidumbre, sin mencionar lo que llevaba de tiempo.
El trabajo de siempre
Si no lograbas crear algo, siempre podías conseguir un buen trabajo. Una posición profesional no tan genial como lo otro, pero hey, todavía podías tener un bonito piso, conducir un Volkswagen Passat TDI o un Renault Clio GT, incluso con suerte, comprar una segunda vivienda en el Campello o Gandia. Desde fuera es una apuesta nada mala, incluso aunque lo que hicieras fuera enlatar aceitunas, trabajar en un telar, hacer cajas de cartón o realizar facturas.
El club
Era demasiado bueno para ser verdad. Muchos de los miembros de lo que llamo “el club del trabajo de siempre” han sido masacrados en su total mayoría. Pienso y creo con firmeza que es una de las más grandes historias de nuestra vida, una que nos ha afectado a todos directamente. Lo que Niall Ferguson llama “la gran convergencia”, Seth Godin “la revolución industrial” o muchos otros “la gran crisis”.
Con suerte, el hecho de que estés leyendo estas líneas significa que no eres uno/a socio/a de ese desgraciado club del trabajo de siempre. Es posible que sea del club “estamos creando algo” o del club “agentes del cambio / mapmakers”, o al menos, estés trabajando de forma sobrecogedora para averiguar como llegar a uno de estos clubs o crear el tuyo propio. El club “______________________”.
Esto es lo que puedes hacer. Despierta. Levántate. Crea. Impacta. Descansa. Repite.
Te pido disculpas, no hay un atajo. Sin embargo si hay métodos.
Aquí otro club, el de las 5AM, con Robin Sharma.
Photo credit: Rodrigo Baroni.