En estos últimos meses he escuchado a personas que reprochaban cosas parecidas a esta:
- Dices que vives sin mapas, pero tienes una ruta, un destino y una ubicación.
- ¿Cómo puedes decir que no existe un mapa cuando tu mapa de viajes, eventos y compromisos está programado hasta verano del próximo año?
- No existe un mapa, pero te has negado a hacer algo que en teoría no es lo más común.
- Creo que tienes más mapas de los que desearías.
- Sigues un mapa Isra, no te equivoques.
- Es imposible rechazar la inercia del mapa.
- Sabes donde vas, tienes una planificación y estás en un camino que te lleva allí, sí hay mapa.
- Tienes una lista de proyectos preparados para lanzar, con una fecha, un timing y una ejecución, ¿Eso es no existir un mapa?
Vaya, que infortunio.
Es enteramente posible que otras personas tengan razón en sus reproches, es posible que exista un mapa, un manual o unas instrucciones que en este momento estés obedeciendo, es posible que par ti, yo esté equivocado. Incluso contemplo la posibilidad de que mi deseo de vivir sin mapas sea tan grande porque es justamente lo que más necesito, escapar del mapa del cual permanezco esclavo. Aunque esa podría ser un reflejo que tu realidad proyecta, tu realidad, no la mía.
Muchos significado, muchas aceptaciones
Sin embargo, por otro lado, quizás, puede que el significado de vivir sin mapas o actuar como si no existiera uno, tenga diferentes interpretaciones y enfoques que apliquen a diferentes contextos, situaciones, sesgos, trivialidades o estilos de vida.
Probablemente vivir sin mapas signifique que sigues un protocolo de actuación con el que te sientes cómodo (levantarte por la mañana y acostarte por la noche a la hora que deseas o hacer una comida al día, o cuatro o siete) y quizás que lo que has hecho para llegar ahí, sea una consecuencia de ignorar el mapa.
Creo que vivir sin mapas es exactamente eso, obrar fuera de la cámara de manipulación donde empresas, colegios, universidades, organismos políticos, económicos y sociales y personas, quieren que estemos, junto a ellos, todos en la misma cámara de gas. Si sales, no podré entenderlo porque no concibo vida fuera de esas cuatro paredes, entonces te sabotearé.
¿Podrías asumirlo?
Para mi, vivir sin mapas tiene un significado muy vasto, pero empieza cuando un día con 24 años, decido explorar los rincones de una vida desconocida, en la que nunca traté de predecir el próximo movimiento, sino más bien jugar con el momento y tratar de transformarlo en algo favorable. Lo que parecía una acción aislada se ha convertido en un estilo de vida, que es mucho más profundo que estas líneas que estoy escribiendo en el tren Málaga – Valencia, viaje que forma parte de la gira de presentaciones de mi primer libro por varias ciudades del país. Contengo la respiración y me sumerjo de nuevo en la belleza de una vida que no tiene un desenlace para este guión.
Cuando viajo, fijo una misión o creo una ruta o inicio un proyecto, cabe la posibilidad que me deje llevar por las señales, recomendaciones o consejos, sólo si así lo siento, de no hacerlo sería un estúpido. Haciendo esto no me preocupa demasiado que haya un mapa, porque cuando la elección de salir fuera del mapa e intractuar con lo que hay ahí fuera, es lo que cuenta.
El centro, no el principio, no el final
Puedes tener un camino, mapa, o manual, objetivos, estrategia o planes personas, debes tenerlo, puedes incluso seguirlo, síguelo por favor. Son tus puntos cardinales, vivir sin mapas no es lo que ocurre ni al principio ni al final, es lo que tu decides modificar durante, algo que afecta a la ecuación completa.
Es el resultado de ir más allá de donde se suponía que debías ir, lo que hace que ahora vivas sin mapas.
Photo credit: Gonzalo Vasquez.
5 comentarios
Mas claro agua, a buen entendedor pocas palabras hacen falta… Te sigo desde hace poco pero tú sentido de ver la vida me ha calado hondo…. Vivir sin mapas no es una estación, ni un destino, ni si quiera un principio, es la forma de recorrer el camino 😉 Mucha suerte !!
Manu C.
Hola Isra,
Es normal que las personas que piensan diferente, intenten hacerte encajar, aunque sea a la fuerza, para quedarse más tranquilos y justificar su concepción de vida. Para mi, lo que entiendo y, por eso me encanta el concepto, no es que tengas que vivir en el caos o el desorden absoluto, no. Nada más lejos de la realidad, se trata de tener un mapa propio, único, diferente al resto, ese que no hay nadie que lo coja y lo entienda, sólo tú. Ese que está hecho a tu medida. Ese que puedes ir modificando según la marcha, según lo sientas.
No sé si será exactamente tú concepto. Supongo que cada uno es libre de adaptar tus palabras (algunos incluso a deformarlas), así que con tu permiso, yo me quedo con éste, que a mi me sirve 🙂
Un saludo.
Es así Concepción. Vivir sin un mapa, es vivir el tuyo propio, el que creas cada día, tú, no otros.
Eso es Manu, aquello que sucede entre estímulo y reacción, ahí está la esencia de vivir sin mapas.
Tú lo vives diariamente, a tu manera, incluso a veces es parecido a la mía o la de otros, pero lo importante es que todos lo sentimos y estamos convencido de ello, no existe.