Sé honesto/a. ¿Cómo de frecuente te saboteas a ti mismo/a antes de ni siquiera poner un pie en el trampolín?
En cualquier día, tienes responsabilidades que te gustaría terminar porque sabes que impactarán positivamente en tu negocio, y luego están otras responsabilidades que son las que en realidad acometes.
Espera, espera, espera
Te engañas a ti mismo pensando que “funciona” el estar actualizado con las últimas noticias de la industria, leer los últimos posts sobre “cómo aumentar ________” o “10 trucos para __________” y atender conferencias y eventos para hacerte más visible.
Sabes mejor que nadie que no es el camino, tu intuición te lo dice, aunque no puedas escucharla con nitidez, pero tu mente, en especial tu amígdala, te hace creer que solo por leer un libro de ____________ o _____________ te ayudará a generar tracción delantera y hacer mejor tu negocio o tus habilidades profesionales.
Es más fácil esconderte detrás de poseer un profundo entendimiento sobre marketing, comunicación, start-ups, coaching, diseño gráfico, publicidad online, big data o cualquier otra especialización, te ayudará a posicionarte cuando llegue el momento indicado. Cuando este momento ideal llegue, serás el jefe supremo de tu industria, porque tu estás tan bien preparado que nadie podrá sobrepasarte.
Ese tiempo nunca llegará y quedarás en un cubo con la etiqueta “otro/a que quedó esperando”.
El trampolín
Más que a menudo, algo te retiene y no sabes lo qué es. No puedes apuntar con certeza a esa carga que te hace más lento, que te evita saltar más alto. Algo que te hace caer sin motivo aparente.
Así que en lugar de moverte rápido y tomar acción. Te excusas en que no puedes, no estás preparado, no eres lo suficientemente bueno o que no sabes lo que necesitas saber. O un millón de excusas más. Justificas tus razones para no moverte del sitio en el que permaneces.
Podrías tener una excusa; podrías tener varias. Está bien. Lo entiendo.
O podrías dar un paso al frente, colocarte en la línea de fuego, buscar dentro de ti. Abrir la puerta y salir ahí afuera y andar al camino hasta llegar al trampolín donde saltar al vacío.
El trampolín te está esperando, no hay excusas si estás dispuesto a dar el salto.
Photo credit: el coleccionista de instantes.
9 comentarios
Isra excelente post… Muchas veces nos excusamos en cosas sin relevancia en vez de hacer y lanzar. Recuerdo que Gary Vaynerchuk dice: «deja de leer libros y de ver videos, si para tomar acción debes alejarte de mi blog hazlo». Palabras sabias… acción, acción y más acción. Aprendiendo, mejorando, implementando y muchas veces fallando y otras acertando.
Gran articulo, sirve de trampolín.
Me alegro de que así sea Jesús.
Acertadísimo Christian, Gary tiene mucha mucha razón.
Todo es fantástico con una cartera de euros que te respalde. Es más complicado que alguien te compre este discurso cuando no tiene empleo, necesidades económicas etc, en el que saltar del trampolín sea mucho más arriesgado. Creo que te ha faltado la variable «riesgo» para que el post hubiese sido más real. Un abrazo Isra
¿Es complicado? ¿Comprar? No te hablo de un discurso, te hablo de realidad, te hablo de lo que he vivido, cuando trabajaba en 4 hoteles para pagar mi vida en UK, cuando pedí préstamos que acabé de pagar en 2014, para poder crear un camino que ni siquiera sabía que funcionaría.
No quiero que nadie compre este discurso, lo que quiero es que dejemos de gimotear, fustigarnos, buscar excusas y sentirnos una víctima, quiero que la gente se lance hasta que consiga caer muerta.
Genial.
Grande. Para mí eres un MUST. Cuánto más te leo, más me siento reflejada. Si el trampolín está ahí, esperando a dar el impulso es que ha llegado la hora de saltar. Si no, no estaría.
Enhorabuena por dar el salto Rocío.