Y cuando te canses, empuja otra vez. Porque no vas a tener otra opción.
¿No me crees?… ¿Qué sucede en una mente con miedo? Usualmente empiezas preguntándose qué pasaría sí…
¿Qué pasaría si algo terrible sucede?
¿Qué pasaría si no consigo trabajo?
¿Qué pasa si no consigo demostrar mi valía delante de la gente que me importa?
¿Qué pasaría si no consigo tantos likes o comentarios en Instagram o Facebook?
¿Qué pasaría si no acabo la universidad a tiempo y con todo aprobado a la primera?
¿Qué pasaría si decepciono a la gente que quiero?
Entonces, algo curioso sucede, la pregunta se convierte en algo real sin en realidad llegar a suceder. Es decir, ocurre en nuestra mente y se desarrolla como si hubiera pasado.
Los miedos se convierten en unos ácidos alucinógenos (como el LSD) que, literalmente, engañan a nuestra mente para que crea que no podemos cambiar, mejorar, aprender, dejar marchar o lo que sea.
Empuja otra vez
La razón por la que muchas personas quedan paralizadas o atascadas, es que no están dispuestas a empujar otra vez y de nuevo más allá de sus miedos atravesando la incomodidad más pura y perturbadora.
¿Por qué crees que esto sucede? Porque en uno cierto momento, sentiste decepción, te sentiste dolido o engañado. Es ahí donde está el punto gatillo emocional.
Entonces, todo lo que puedes hacer a partir de ese momento es empujar otra vez, ir de nuevo, lanzarte más.
Lo sé, no es nada placentero, es un trastorno hacerlo, y muy agotador. Pero no tienes otro remedio, tienes que ir de frente, empujarte hasta que rompaa la barrera, sea la que sea.
No existe la incomodidad como tal. La ansiedad, El miedo. El problema, incluso la muerte. Siempre van a estar ahí. No se irán, la pregunta es ¿quién tiene el control? La cuestión es: ¿están ellos al mando o lo estás tú?
¿Son ellos el capitán o lo eres tú? ¿Juegas el papel de víctima o el de líder?
Esa es la pregunta interesante.
Aplica esto.
Empuja otra vez.
Empuja de nuevo.
Encuentra algo que te motive a empujar otra vez.
Atribución imagen: David Goehring.