Eres imparable, pero juguemos al juego de pretender que no lo eres…
¿Quieres ser imparable y no sabes por dónde empezar? Fácil, empieza por no juzgarte a ti mismo, ni permitir a otros que te juzguen.
La ética del trabajo importa, y mucho. Sin duda. Sin embargo, tu empuje, insistencia, perseverancia, autodisciplina, autoconsciencia e iniciativa deben ser dementes.

¿Por qué? Por esto:
Si decido no hacer nada en 24 horas, lo hago. Y me siento genial después de hacerlo.
O si decido dormir durante medio día, duermo todo ese tiempo. Y al despertar sonrío y me siento satisfecho.
Si elijo decir «no» a una grandísima oportunidad que puede que no se repita, así lo hago. Al día siguiente, sigo satisfecho por haber actuado como actué.
Y si resulta que fracaso, pierdo clientes, hago malas inversiones, actúo de forma equivocada con alguien, o meto la pata ante inversores o en un acto social, pues es justamente lo que hice. Entonces, observo el hecho, analizo quién soy y que he tenido que hacer suceder para llegar hasta aquí, y esto es lo que digo «genial, es lo que ha sucedido, es parte de lo que soy».
Eres imparable cuando dejas de juzgarte a ti mismo, pero sobre todo cuando no permites que las voces dañinas (y a veces incluso las que no lo son) de otros penetren en tu mente y en tu corazón.
He aprendido mucho sobre lo que significa tener una actitud imparable. Sigo aprendiendo, tanto que una parte de mi día está dedicada a cultivar esa filosofía, estilo de vida, mentalidad y espíritu. De muchas formas.
Recursos:
- Podcast cómo no tener miedo a nada.
- 200 días buscando rechazos y fracasos (fin experimento)
- Podcast ACCIÓN, perspicaz, imparable, explosiva y masiva.
Atribución imagen: Bloody Nick.