Hablo sobre estar lejos de la venta. Cuando conecto de vez en cuando Twitter en el PC (primera hora de la mañana y tarde en la noche) observo que sucede y me fijo en los patrones de conducta que se repiten, es decir cuales son los tweets de mi comunidad que se repiten.
En muchas ocasiones algunos de los que más se repiten son aquellos en los se critica, cuestiona o se devalúa las prácticas, mal uso, equivocación o fallo o bien de algún personaje famoso / «celebrity» (los cuales, en la mayoría de ocasiones, ya tienen bastante con lo que tienen) o bien de algún desafortunado «community manager» o «social media manager» (crucificado por el pueblo) que como todos nosotros, un día va y comete un fallo. Es divertido, parece como si tuviéramos un punto de mira que apunta indiscriminadamente contra cualquier persona, el gran problema es que mientras apuntamos a otros estamos gastamos incluso el tiempo que deberíamos a apuntarnos a nosotros mismos, llevando esto a una enorme hipocresía. Estás lejos de la venta.
Bájate del burro
Es como cuando explicas tu filosofía de trabajo en Twitter, email o cómo usas Facebook y alguien levanta la mano y dice «bien, para ser verdaderamente honesto, no me interesa ver imágenes de champagne» o «hablas sobre human media pero no respondes a los mensajes en Facebook«. Me parece que aquí lo que esa persona quiere decir es «hazme caso».
Mi respuesta es que es perfectamente justo que hagas pública tu crítica contra una persona que comete un fallo o que te sientas ofendido si la otra persona no contesta tu email, pero eso también significa dos cosas: la primera es que tu también vas a fallar y entonces te estaremos esperando y la segunda, de ser así no serás la mejor alternativa de suministro en caso de vender un producto o servicio. Cáspita.
Si das desperdicio, comerás desperdicio
Tendemos a trabajar con personas y organizaciones que valoran la humanidad tanto como la profesionalidad. Es inherentemente importante que nuestro tipo de cliente tenga una interesante personalidad, una marcada humanidad y una tolerancia por lo típico. Eso es una elección y es algo que te animo a considerar. Cuando hacemos lo contrario a esto, estamos más lejos de la venta, no es una casualidad que cada vez cueste más conectar con clientes a través de la Web cuando debería ser totalmente lo contrario.
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10 comentarios
Es curioso. Si nos fijáramos en las cosas positivas a potenciar más que en los errores ganaríamos mucho, avanzaríamos más y las personas no tendríamos tanto miedo a equivocarnos. De todas formas, a veces pasa que cuando una persona es muy exigente con los demás suele serlo también para sí mismo. Es bueno ser exigente siempre que esto no nos esté frenando y perjudicando. Me encanta tu post de hoy y me encantó el de ayer. Cuidado que casi estás pasando de ser héroe a ser un Dios. Un abrazo fuerte.
Claro Isra, hay que saber diferenciar la crítica destructiva de la constructiva. Si exponemos cosas en público, supongo que es para recibir un feedback y en cierta medida te arriesgas a ser criticado por gente que sólo sabe destruir. A mí me encanta ese reto, al final quien se «desnuda» es quien hace esa crítica, pues solemos detestar en los demás lo que menos nos gusta de nosotros.
Un consejo que sigo: alabar en público, criticar en privado, salvo que en la crítica se demuestre el gran hacer y el cariño.
Saludos, crack!!
Buen consejo Laura
Hacer critica constructiva es lo más para hacer equipo y mejores personas profesionales. Los que queremos hacer siempre aprendiendo y dispuestos a ayudar y solicitar cuando lo estimemos oportuno. Además, para construir y hacer siempre en modo on!
Gracias por compartir, Isra
Debemos aprender a que la exigencia es algo que podemos aplicar con nosotros pero no siempre necesariamente con los demás, la regla en la mayoría de las ocasiones no aplica, por que la exigencia se convierte en expectativa y entonces en decepción y ahí entramos en un círculo vicioso.
Esto es un tipo diferente de crítica, hablo de la gente que vive de los errores y fallos de otros. Vidas llenas por fuera, pero vacías por dentro. Una pena. Lo que veo: cuando alguien falla nos mofamos de ello hasta la saciedad y más si son personajes públicos o responsables de cargos importantes, bueno, si no lo son también, perdemos y malgastamos tanta buena energía.
Entiendo lo que dices. Es como cuando teníamos 15 años y se burlaban del que metía la pata en el cole. Los adultos también tenemos esa manera cruel de ensañarnos con los errores ajenos. Además ahora parece que es muy «guay» ¿no?. Ves en algunos programas, por ejemplo, cómo le dicen a una persona que se ha equivocado, lo hacen de una manera poco acertada, que casi ralla el insulto. No entiendo esa costumbre de divertirse a costa de los errores de los demás, nunca me ha gustado. Hay que luchar porque esas voces no lleguen, son voces absurdas, sin sentido para nosotros. Hay que agarrarse a los cimientos de uno mismo, al convencimiento de que un error es algo ajeno que no corresponde con lo que la persona es y ser capaz de valorar el conjunto, ser justo con esa persona y por tanto, comprender la ridiculez de las personas que hacen esas cosas.
No puedo estar mas de acuerdo con esta entrada. Las personas están siempre a la mínima, en especial en Twitter, para atizar a una persona sin pudor ninguno hasta reducir cualquier logro que haya conseguido a ese mínimo error que haya cometido. Un error es capaz de tapar una gran labor realizada anteriormente y reducirte a eso, a un simple error.
El mejor ejemplo de esto es cuando cometes algún tipo de fallo en subida de imágenes, de ortografía, etc… y en 2 minutos tienes a alguien echándotelo en cara, mientras que cuando subes un call to action o pides ayuda para algo la respuesta es mucho menor. Muchas veces estamos más a ver el fallo que a ver lo bueno.
Deberíamos concentrar más energías y buscar nuestra perfección y no en la de los demás.