Segundo año en una de las experiencias vitales que más me han impactado en estos dos años seguidos. Escribo esto desde Tanzania, he necesitado algo de tiempo para poder sentarme y escribir sobre lo que sentía…
El primer año fue un tipo de experiencia más compartida. Una vivencia sobre los valores de la amistad y el equipo, compartida con mejores amigos de toda la vida y personas que conocíamos con las que conectamos más todavía (puedes leerla aquí – y ver el microdocumental aquí). Fue como un perfecto ensamblaje con personas que amas.
El segundo año ha sido muy personal e íntimo, pero al mismo tiempo más abierto y conectado con personas y contexto. El grupo de amigos ha sido más reducido, mucho más, aunque he conocido más personas (fantásticas) con las que he conectado y no conocía, que el año pasado. Personalmente, he vivido una de las experiencias vitales transformacionales y espirituales más intensas de mi vida, por no decir una de las que más. Este año ha sido mucho más intenso que el año pasado. Diferente, sin comparativas. Este año es fruto del pasado.
Afrika Burn, Burning Man y experiencias vitales similares
Este año apenas pensé en esto como una fiesta o un festival, y más como lo que es, una experiencia vital transformadora donde iba a desconectar a todos los niveles. Un lugar donde no trabajar ni buscar, sino encontrar. Decidí fluir, dejarme llevar, desconectar, aislarme y rendirme hasta límites más allá de los explorados. Puedo decir que lo he conseguido.
Primero por el campamento al que pertenezco y la tribu de agentes del cambio que este año coincidieron. Por poder conocer y conectar con personas tan increíbles como Eric Grotefeld, del que he aprendido mucho en muy poco. Han habido personas como Javi, y luego otras personas como Kendall, Rebecca, Elina, José, Doug, Juan, Juliet o FOSTA, Chema, y otros, con los he tenido conversaciones y momentos mágicos.
Segundo por la sabiduría del desierto y de la naturaleza, y por saber verla, apreciarla e integrarme con ella. Pasé 11 horas solo en el desierto, desde las 16:00h hasta 2:00h. Caminé unos 38 kilómetros, luego me tumbé despierto no sé por cuánto tiempo. Lo que pasó en esas 11 horas ha sido de lo más fascinante que he vivido jamás a nivel personal. Fue una aventura conmigo mismo, una conversación pensando en alto conmigo mismo durante todo ese tiempo. Reviví toda mi vida, la mayor parte de estos 35 años, los mejores momentos y los no tan buenos, y los normales. Y no pude encontrar ni un solo arrepentimiento, ni un solo «pero», nada que borraría. Todo es como debe ser. Me abracé (literalmente) a mí mismo durante 11 horas. Acepté cualquier cosa que tenía que aceptar, incluso que no regresara nunca más de ese desierto. Imagínate.
Tercero por romper rutinas, por eliminar cualquier obligación o responsabilidad. Por entregarme a no hacer nada y con ello estar más despierto a lo que pueda venir.
Cuarto por mi predisposición a hacerlo y por el contexto predispuesto que supone un lugar como Afrika Burn. Las experiencias vitales ya te marcan solo por su naturaleza.
Rendición absoluta
Me rendí, por fin. Para eso, tuve que llevar a mi ego a un lugar donde estaba completamente fuera de juego. Donde no pudo reaccionar. Llegué a un lugar donde la comprensión, el raciocinio o la razón no llegaron. Donde mi inquebrantable autodisciplina quedó paralizada. Un lugar, momento espacio tiempo donde estaba conectado con todo mi ser, sintiendo, respirando y ultraconsciente, no desde mi mente, sino desde las sensaciones. Sentía cada parte de mi cuerpo como un evento extraordinario. Mi mente desconectó durante horas, algo que ni siquiera había conseguido con Vipassana o Ayahuasca.
Lo mejor de todo (para mí), que estaba allí solo, tirado en medio de la nada en un desierto, arropado por una manta. Sin ceremonia o rituales, sin un libro de instrucciones, sin un chamán.
El resto me lo guardo. He aprendido que este tipo de experiencias vitales transformadores no pueden, ni deben, ni necesitan ser contadas o explicadas. Principalmente porque hay cosas que hay que guardar para nuestra alma y solo para nuestra alma.
Vulnerabilidad extrema
No recuerdo haber tenido un momento de explosión y de abrirme tanto con alguien, como con Valentino el sábado 28 de febrero. Eran sobre las 4:00h, estábamos en el desierto, mirando a la luna, nos apartamos del escenario donde Javi estaba tocando, no recuerdo lo que dijo Valen. Fue un momento donde todo lo que tenía contenido de tantos años salío. Lloré como un niño abrazado a él diciendo «lo que teníamos que conseguir, ya lo hemos conseguido». Vulnerable, real y de lo más reconfortable que he sentido en años.
Que he aprendido antes, durante y después
Algo de lo que sí puedo contar que he aprendido:
- Cuando te comprometes por algo, no valen términos medios.
- Valentino es la persona con la que, a día de hoy, más sintonía tengo.
- El LSD te abre a las personas. Y la Psicobina a ti mismo.
- Vivo en mi burbuja, con lo bueno y con lo no tan bueno.
- Soy mi mejor amigo.
- Puedo mantener una conversación conmigo mismo por horas como si de mí mejor amigo se tratase.
- El cuerpo tiene memoria, y que si pasas por muchas vivencias, hace que respondas, resistas y reacciones con más bagaje.
- La única forma de explorar los verdaderos márgenes, es «perdiendo la cabeza», y eso quiere decir que hay que ir más allá de nuestra propia comprensión y control.
- Sea lo que sea, estoy preparado, me rindo, no opongo más resistencia inútil.
- Mi vida es perfecta para mí, sea como sea y pase como pase, es bella y perfecta.
- Respetar mi personalidad y mi autenticidad por encima de todo lo demás.
- Golpearme (emocionalmente) menos.
- A abrirme como nunca antes lo había hecho.
- A ver más y mejor.
- Ser más tolerante conmigo mismo.
Sobre qué he sido consciente
Además de haber aprendido algunas cosas como las de arriba, he sido consciente sobre algunas otras:
- No hay mejor amigo que nosotros mismos.
- Somos nuestro propio chamán, somos nuestro propio libro.
- Necesitas dar antes de recibir.
- Ya tengo todo lo que había venido a buscar, ahora solo es encontrar por casualidad.
- Tengo que aceptar lo que no me gusta aceptar.
- La meditación (con y sin sonido), psicodélicos (naturales) y música en un desierto, son de las mejores combinaciones posibles para vivir una experiencia vital transformadora.
- Cuando no sé algo, tengo que preguntarlo. Cuando se me escapa, pedir ayuda.
- Está todo hecho, hay que disfrutar más.
- No importa el mañana. Importa el hoy. Mejor ahora, mejor que encontrar el camino.
- No tenemos límites, si trabajamos para ello.
Es más importante no decir que decir. - El apoyo incondicional mueve montañas.
- Hay que desnudarte más a menudo.
- La naturaleza es nuestra forma original, hay que volver a ella más a menudo.
- Somos la suma de lo que vivimos y experimentamos.
- No es optimizar el día, o la persona, sino sacar la mejor versión posible de una persona.
- No es necesario tener un propósito, una misión, un camino, a lo mejor es propósito u objetivo, es no tenerlo.
Qué he logrado
Después de lo que he aprendido y sobre lo que he sido consciente, esto es lo que he logrado al exprimir una de estas experiencias viales:
- Completar el desafío benéfico.
- Recaudar el 100% de lo esperado en el desafío.
- Confiar en un equipo que no conocía.
- Compartir mi más profunda vulnerabilidad con alguien.
- Caminar abrazándome a mí mismo durante un buen tiempo.
- Hablar conmigo mismo como si fuera mi mejor amigo.
- No pensar en nadie ni echar de menos a nadie.
- Dormir en el desierto. Rendirme por completo a la experiencia.
- Abrirme a la meditación Gong.
- Decirme lo que tenía que decirme.
- Sacar más mi lado cómico.
- Desconectar del mundo durante 8 días.
- Hacer lo que tengo que hacer, me guste o no.
Las experiencias vitales te sacan de tu estado normal
Para llevarte a un nuevo lugar.
Las cosas que nos intimidan son las cosas que nos hacen crecer.
Las cosas que rechazamos son las cosas que más necesitamos aprender.
Y las cosas que no entendemos, son las cosas que necesitamos para aprender y seguir creciendo.
Todo aquello que contrario en naturaleza, es igual en espíritu.
Quién me iba a decir que en un «festival» se pudieses extraer tanto.
Lánzate a por más experiencias vitales.
Atribución imagen: Bridges for Music.