Cuando pensamos sobre una persona disruptiva, nuestra atención a menudo va a los logros, casi siempre. Cómo han cambiado su industria, cómo su idea tan atrevida está posibilitando nuevos caminos, o el impacto de las prácticas disruptivas que su trabajo ha desatado.
Lo que no consideramos es el proceso / sistema por el que han pasado hasta llegar ahí. Escuchamos que necesitamos innovar y ser disruptivos, pero no sabemos cómo podemos hacerlo.
Buscamos una idea disruptiva sin pensar sobre el método que hay detrás. Esa idea disruptiva que luego se convierte en ventaja competitiva, no aparece como por arte de magia. Hay cinco pasos que seguir:
1. Inspiración.
2. Creatividad.
3. Motivación.
4. Acción
5. Transgresión
La idea disruptiva está en el proceso
Una idea disruptiva puede aparecer de forma espontánea o sistemática, pero a menudo ocurre después de que que alguien piense sobre algo que desearía cambiar a mejor. Por ejemplo, podrías esforzarte inútilmente para encontrar la solución a un problema del trabajo con el cual te enfrentas. Digamos que eres responsable de organizar la parte de campañas creativas, pero te das cuenta de que no eres capaz de ser lo creativo e innovador que necesitas ser, ya que no puedes fluir siempre que quieras de manera que tengas la inspiración necesaria para que la disrupción aparezca. Hablas con tu equipo, y entonces unos días después, te das cuenta de que la mejor solución sería obtener ideas de la gente menos escuchada, más inexperta y con un mayor grado de ignorancia sobre el tema al completo.
La solución no apareció de repente como si fuera aire. Lo que hiciste fue permitir a tu cerebro absorber información, pensamientos y contexto, para que entonces pudiera conectar con tu creatividad y recursos. Así encontraste la solución. Sobre el papel, la creatividad (el principio de la disrupción) es definida como la habilidad de pensar sobre el mundo de forma diferente. Pensar de forma clara, abierta y nada trivial, y no ser cohibidos por el conocimiento y experiencias propias.
A menudo, la clave está en el tiempo que necesitas para divisar esa perspectiva, porque estar demasiado cerca del problema puede prevenirte de la solución más obvia.
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