No necesitas un estudio de una preciosa universidad para saber que vivimos en un mundo superficial, disperso y diluido en millones de razones para distraernos. Solo necesitas un poco de atención para darte cuenta de que apenas profundizamos en las cosas. No hace falta mucho para darte cuenta de que tocamos las cosas muy por encima. Cambiamos de tarea, enfoque, pensamiento, sitio web o APP casi cada 5 segundos y demasiado a menudo. Somos yonkis de lo irrelevante, la cultura perezosa.
Rozando la superficie
Deslizamos en lugar de hacer clic.
Hacemos clic en lugar de absorber.
Escaneamos en lugar de leer. Incluso nuestro email, incluso los mensajes más apreciados.
Saltamos de cosa en cosa sin sacar el jugo a lo que hacemos.
Vemos el brillo de la superficie y vamos a ver que podemos obtener, pero no escarbamos, bienvenidos a la cultura perezosa.
Como resultado, obviamos la letra pequeña. Olvidamos la parte crítica. Pasamos por alto el aprendizaje elocuente. En cambio, vamos a por titulares, sensacionalismo, cuchicheo, falsas promesas y presuntuosidad. Nos alejamos de la experiencia inmersiva de saborear lo que hacemos. Ya sea navegar por un sitio web, escuchar un podcast, diseñar un producto, escribir un mensaje o hablar por teléfono.
Y por supuesto, hay una cantidad inagotable de cosas que brillan en la superficie, nunca acaba. Es un flujo interminable.
La cultura perezosa
¿Crees que la moda “cada vez menos texto y más visual” es un accidente? No recuerdo la persona a la que escuché decir que prefiere los grandes textos, excepto algunos raros.
Algo nos ha desubicado y nos ha hecho perder la atención profunda. Un Tsunami de ruido intentando cazarnos. Un puñado de perezosos corriendo detrás de la mediocridad.
Creo que es posible que encuentres una ventaja competitiva en la superficie. Incluso que hagas negocio y te desenvuelvas bien en ese entorno. Sin embargo, también pienso que es más satisfactorio situarte justo al otro lado, debajo de esa cáscara a veces vacía, y que entres hasta el núcleo de las cosas y las veas, sientas y aproveches por lo que son. Incluso, aunque solo lo hagas una hora al día.
Si estás leyendo esto y de verdad te importa algo tu vida, trabajo y lo que haces, considera tomar un momento para detenerte y entender lo que estás haciendo y cómo te sientes. Y si no te importa, no necesitas preocuparte, puedes seguir en la superficie.
Pd. El Viaje continúa, Los Ángeles – Las Vegas
Atribución imagen: Flickr.